Querido/a lector/a, a veces la vida, aunque sea durante la tierna Navidad, te presenta una inesperada realidad que superando lo razonable te conduce a lo absurdo y macabro. Me refiero, para que nadie se pregunte de qué hablo, a eso de que un concejal del PSPV-PSOE del Ayuntamiento de Vinaròs le ha ofrecido a una concejala de Totes y tots som Vinaròs (como regalo de amigo invisible) la cabeza y las vísceras sangrantes de un cordero degollado.
La cuestión es que para un foráneo que solo conoce la noticia y sus detalles por lo publicado en este periódico, lo único que descubre ese acto es el mal gusto del concejal del PSOE y, al tiempo, que no tiene claro que una broma, la que sea, debería ser un quehacer inteligente que provoque una sonrisa y refuerce la convivencia. Por lo tanto, si solo se trata de ese acción disparatada (y no hay nada más detrás ), entiendo que se exijan explicaciones, respeto y cambios en alguna conducta, pero en ningún caso que se eleve a nivel político lo que es un comportamiento ridículo y personal. Entre otros motivos esenciales porque se podría desestabilizar el acuerdo de gobierno y, las consecuencias, las pagarían los ciudadanos al perder las imprescindibles políticas de progreso.
Así es que, según mi criterio, ni se deben provocar acciones que desestabilicen la gobernabilidad, ni cualquier acción desafortunada puede ser una excusa para amenazar la gobernabilidad. Otra cosa, y eso sí que lo entendería y justificaría la ruptura, es que detrás del regalo de la cabeza de cordero existiera, en el día a día un claro desprecio a la persona y a las políticas que propone y representa la concejala. Pero bueno, como no se da esa circunstancia, lo que hay que hacer es dialogar y buscar soluciones porque, el bien social que sale del pacto de gobierno, debe ser el mayor bien a cuidar por las partes.
Analista político
