El Periódico Mediterráneo

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Sandra Milena Alvarán

LA VENTANA DE LA UJI

Sandra Milena Alvarán

Desarrollo social de la paz en Colombia

El contacto sensible entre las personas, con los materiales y la fuerza de los símbolos, tiene la fuerza de abrir las puertas a lo posible

Colombia es un país principalmente rural. Está conformado administrativamente por 32 departamentos y 1.122 municipios, la mayoría ocupados por suelo rural equivalente al 99,7% del territorio nacional. En esta ruralidad, se encuentra el resguardo indígena Pueblo Nuevo, ubicado en el departamento del Cauca y la zona rural de Llano Grande en el Municipio de Dabeiba, estas zonas rurales presentan precariedad, pobreza y vulnerabilidad. Estos dos entornos tienen un común denominador, albergan en su sistema comunitario niños, niñas y adolescentes atravesados por el conflicto armado. En un mismo espacio coexisten hijos e hijas de excombatientes, excombatientes adolescentes que fueron reclutados, población civil y víctimas de diversos actores armados. Las dinámicas sociales de estos espacios requieren de acciones psicosociales que incrementen el desarrollo de habilidades que posibiliten la paz.

En este sentido, en el año 2021 se llevó a cabo de manera paralela en los dos territorios el proyecto «Implementación y evaluación de un modelo de creación artística y resiliencia, a partir de las narrativas de los niños, niñas y jóvenes de dos zonas veredales en los departamentos de Cauca y Antioquia» --AIRE-- en el que se plantearon siete dimensiones para desarrollar habilidades y destrezas resilientes desde los talleres artísticos y creativos. Dimensión 1: Autoestima, autoconcepto y autoimagen. Dimensión 2: Asertividad, a partir del reconocimiento y regulación de emociones para el asertividad social. Dimensión 3: Afectividades y felicidades, desde la expresión de emociones y afectos. Dimensión 4: Creatividad y narrativas desde el dibujo, el humor constructivo, y la construcción de objetos. Dimensión 5: Adaptabilidad a situaciones nuevas, a partir del trabajo en equipo e interacción con la comunidad. Dimensión 6: Pensamiento crítico, a partir de la participación en construcción de acuerdos colectivos para la convivencia, el respeto, el aprendizaje y la expresividad. Dimensión 7: Funcionalidad familiar, desde el encuentro con la familia, y la comunidad. Este proyecto fue financiado por el Ministerio de Ciencia Tecnología e Innovación de Colombia y ejecutado por la Universidad de Antioquia, con el respaldo de la Universitat Jaume I desde el Observatorio Psicosocial de Recursos en Situaciones de Desastres.

Estas metodologías se fundamentaron en experiencias sensibles y expresivas mediadas por los lenguajes artísticos de la música, el teatro, el clown y las artes plásticas. Desde estos lenguajes de las artes se movilizaron en niños, niñas y adolescentes las posibilidades expresivas, desde el color, el canto, la música, la arcilla, el dibujo y el teatro. Gracias al ejercicio simbólico de la representación en las artes, las narrativas atravesadas por episodios dolorosos, las problemáticas dentro de sus familias, y los estados emocionales y mentales, dieron lugar al diálogo, al juego, a la creatividad musical y a las emociones agradables y positivas que todo ser humano contiene en su memoria corporal y emocional. La posibilidad de jugar, cantar, bailar, aprender, crear, reír, llorar y soñar fueron puertas que los lenguajes artísticos abrieron hacia la transformación.

La transformación es un proceso que se evidencia al instante, ante la carencia de afecto y de alegría, el contacto sensible entre las personas, con los materiales y con la fuerza de los símbolos, tienen la fuerza de abrir todas las puertas a lo posible. Una vez los docentes, artistas, abren las puertas, no queda mas que escuchar, acompañar y compartir la pasión de la vida que se expresa. La expresión artística posibilitó el compañerismo, la convivencia, la participación, la empatía, la solidaridad, creando una red de apoyo entre los niños, niñas y adolescentes y entre los niños y las profesoras, entre los niños y sus familias, entre la escuela y la comunidad y entre la comunidad y la academia. Si bien cada lenguaje artístico se compuso de materiales, didácticas y procesos, el proyecto disolvió las fronteras entre música y juego, entre pintura y personaje, entre humor y poesía, estableciendo un diálogo con la memoria viva y presente, con las formas milenarias de las artes y con las dimensiones que restablecieron el bienestar en los sujetos.

Por esto la metáfora del AIRE no es solamente un título, es una imagen viva que representa la fuerza del viento, en la que los participantes de Pueblo Nuevo y Llanogrande viajaron con sus cometas creadas. Además, también representa la importancia de respirar, el movimiento necesario para vivir incorporando y reconociendo el sufrimiento y activando la fuerza reparadora de la risa o la alegría cuando expiran.

El proyecto AIRE realiza un doble viaje, hacia el encuentro dialógico y posible entre el arte y la salud y hacia el encuentro con las personas que se suben a la nave de la resiliencia cuando en un espejo se pueden ver a si mismas como la persona más importante y con un algodón dulce se pueden activar sensaciones de aceptación y autoestima. Cuando en una vasija con barro se pueden vaciar las emociones y dar forma a nuevas intenciones. Cuando en una canción se puede cantar a la ausencia de un ser querido y escribirle cartas para que lo sepa. Cuando en un origami se pueden encender deseos y compartirlos con los amigos. Cuando en un juego de roles, se puede ver al líder de la comunidad como un tesoro y hacerle preguntas y adivinanzas. Cuando se puede contar a una muñeca de papel lo que se siente por la familia y, cuando por fin, se hace paz, se siente paz y se construye paz y bienestar, podemos compartir alegres estas experiencias que pueden ser replicadas en todos los contextos que buscan la paz.

*Universidad de Antioquia (Colombia)

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