Querid@ lector/@, las felicitaciones de Feijóo y de Mañueco al presidente Macron y al pueblo francés por su victoria contra la señora Le Pen están provocando un cierto revuelo en las diferentes tribunas del mundillo de la política (en la barra del bar, en los medios, en las redes...). Digo pues, sin rodeos ni complicaciones, que eso de felicitar «por haber elegido el camino de la moderación, la centralidad, el diálogo, la construcción de Europa...» y, al mismo tiempo, en España, blanquear a la extrema derecha de Vox y pactar hasta llevarla al gobierno de Castilla y León, es algo que suena descaradamente a hipocresía e incoherencia. ¡Sí! ¡Qué nadie se alarme ni se extrañe! Al fin y al cabo, y siempre según la RAE, hipocresía es fingir sentimientos contrarios a los que se tiene o experimentan y, dicho sea también, incoherencia es cosa o actitud que carece de la debida relación lógica con lo que se está practicando.
Hipócritas e incoherentes
Por lo tanto que esas felicitaciones, en la medida en que son contrarias a la praxis concreta y diaria del PP, suenan a las dos cosas, a hipócritas e incoherentes. Pero, en todo caso, lo más preocupante no son unas opiniones más o menos falsas o absurdas, sino que mientras que en Francia el centro derecha liberal que representa Macron combate a la señora Le Pen porque quiere mirar al futuro, aquí, el pacto por el poder con la extrema derecha, con Vox, aleja peligrosamente al PP de la realidad y lo hace menos democrático, liberal, europeo... Y es que, como diría el clásico, el futuro de la patria ya no puede pasar ni por recortes involucionistas de la Constitución ni por el nacionalismo rancio del pasado, sino por todo lo contrario, por la estabilidad democrática, el diálogo como método, los derechos humanos, la unidad y fortaleza de la EU... Es decir, el futuro reclama lo contrarío que representa Vox y el pacto con el PP.
Analista político
