En los últimos meses, miles de familias valencianas han aprendido, muy a su pesar, a conocer un poco más a fondo la factura de la luz. El crecimiento imparable del precio de la energía ha complicado las cosas a particulares, pero también a muchas empresas debido al incremento en los costes energéticos.
Cuando aún no se han superado del todo los efectos de la pandemia, empresas e industrias, especialmente las electrointensivas, vuelven a pasar verdaderos apuros. Igualmente ocurre con aquellas cuya producción depende principalmente de otro combustible, el gas, como es el caso de la industria azulejera que tanto peso tiene en el tejido productivo de la provincia de Castellón.
El martes pasado, el presidente, Ximo Puig, me convocó a una reunión en la que, obviamente, compartimos nuestra preocupación por estos temas y aproveché para que conociera de primera mano las propuestas del partido liberal para amortiguar los efectos de la crisis: deflactar la tarifa del IRPF, ayudas directas a sectores más afectados, bajar impuestos, mayor eficiencia en el gasto público y prorrogar la vida de las nucleares, una energía limpia que debería, necesariamente, acompañar en la transición hacia las renovables.
Ojalá se implantaran, porque estamos convencidos de que son buenas medidas. Pero hay algo en lo que sí coincidimos plenamente y es en la necesidad de lograr un pacto autonómico por la energía a largo plazo.
Y es que hace meses que desde Ciudadanos planteamos la necesidad de un Pacto de Estado que incluya una Mesa por la Energía.
Se requiere un amplio consenso político, porque, sin duda, la trascendencia del tema lo merece.
Síndica de Cs a Les Corts
