El Periódico Mediterráneo

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Basilio Trilles

BABOR Y ESTRIBOR

Basilio Trilles

Yolanda

La estocada más severa del desparpajo acerado de Pedro Sánchez la recibió Yolanda Díaz, zaherida en el escaño de la primera fila del Congreso, tras comprobar atónita que el Jefe renovaba chistera y sacaba los conejos ortopédicos, cual caballos de Troya, que ella iba fabricando con esmero y meditado estalinismo de cara amable, mediando reparto de caramelos semánticos a la izquierda huérfana más allá de la banda de babor del PSOE.

Yolanda lo veía venir, el guaperas de fluida verborrea nada había comentado al variopinto Consejo de Ministros sobre cómo iban a ser las líneas maestras de su intervención en el debate del Estado de la Nación, el primero de los cuatro años de la era Sánchez. Dicen las crónicas que Franco tenía baraka, esa suerte augurada por los antiguos rifeños, sambenito ahora ganado con creces por el más inverosímil de los políticos que ha dado la joven democracia española, incluso en épocas anteriores. Sin cortarse ni un pelo, la reencarnación del capitán del Titanic, saltó a la palestra desplegando el saber hacer escénico de Rafael Conde El Titi, que actuaba sin pudor cambiando de chaqueta en un santiamén. Menos Yolanda, el resto de manada colaboradora desde el Olimpo podemita y demás aledaños, con la portavoz bilduetarra esmerada en la teatralización, celebraron el viraje del inquilino de la Moncloa. Incluso Belarra estaba ufana, malo también para la protagonista de Sumar, ya lánguida dama de la desesperanza. Es que Díaz aún no ha llegado a conocer a su director de guante blanco.

El colega Raúl del Pozo asegura que existe euforia en el sanchismo convertido en religión, pues creen que el milagro sigue siendo posible. La fe ciega suele ser camino al precipicio.

Periodista y escritor

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