El Periódico Mediterráneo

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José María Arquimbau

¿Y no se puede hacer nada?

Hay que cuidar los montes en invierno para evitar incendios en verano y además se crearían empleos

Es realmente lamentable lo que está ocurriendo este año en España. Están desapareciendo miles y miles de hectáreas de montes, incluidas casas y otras propiedades y lo que es peor, vidas humanas y también animales. Por naturaleza nunca he entendido esa frase de «no se puede hacer más», salvo en el caso de que un médico lo indique ante una enfermedad irreversible.

Naturalmente que el cambio climático incide en estos hechos; naturalmente que las fortísimas temperaturas tienen incidencia, pero hay más cosas que influyen. Desde luego que sí. ¿Se cuidan los montes? ¿Se permite el pastoreo? ¿Se autoriza a agricultores y ganaderos para que puedan contribuir a su limpieza con el pastoreo o autorizando quemas de rastrojos? En nuestra zona vemos las enormes dificultades que se les imponen a los agricultores para quemar sus podas. Se pueden hacer muchas más cosas, como establecer para la conservación de los montes un plan nacional por encima de las autonomías para que cuando un incendio se extiende y pasa a otra autonomía, puedan seguir luchando contra el fuego sin necesidad de volver a pedir infinidad de permisos que retrasan el trabajo de extinción y ya se sabe que el tiempo es oro contra los incendios. Naturalmente que es muy valioso el trabajo de voluntarios, pero cada vez se hace más necesaria la profesionalización de la gente que acude a estos trabajos. Me parece muy positivo el centro que hay en Jérica, si mi información no es errónea, donde muchos jóvenes se matriculan para estudios forestales. Y me gustaría que hubiera más centros porque creo que hay bastante demanda de plazas.

Desgraciadamente, demasiados incendios son producidos también por la acción delictiva de desalmados, pero también algo se podrá hacer. Hace años, cuando ejercía funciones informativas, los dirigentes de los servicios forestales nos explicaron cómo se producían algunos de esos incendios. Recuerdo que, en una de esas ruedas de prensa, el teniente coronel de la Guardia Civil nos indicaba que en los días de poniente colocaban muchas parejas en las zonas forestales y detenían a todos los vehículos indicándoles que tomaban nota de sus nombres y direcciones para llamarles en el supuesto de que se declararan incendios para ver si habían visto algo o a alguien. El efecto disuasorio produjo buenos resultados.

Hubo también otras temporadas en que se instalaron en algunos montes unas casetas desde donde se vigilaba cualquier circunstancia y vuelvo a insistir que el tiempo es oro cuando se produce un incendio.

Siempre es importante la ecología y el cuidado de algunas especies, pero son más importante las haciendas de muchos agricultores y ganaderos. Hay que cuidar el lobo hasta que se convierte en un depredador de ganado, de la misma manera que no puede crecer hasta límites exagerados el número de jabalíes que destrozan campos y son un peligro hasta para el tráfico.

Hay que cuidar los montes en invierno para evitar incendios en verano y esa sería una forma también de crear puestos de trabajo en esa España vaciada a la que, si no se pone remedio a los incendios, se vaciará aún más. Sólo hay que ver sufrir a bomberos, personas forestales y a la pobre gente que ha perdido sus casas y a familiares de los que han llegado a perder la vida.

Por cierto, me gustaría saber si alguno de los lectores en estos horrorosos días ha oído al ministro de Agricultura. Sería conveniente menos leyes de memoria histórica y mas leyes de protección verdadera a los montes y a los pueblos del interior de España.

Periodista

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