El Periódico Mediterráneo

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José María Arquimbau

AL CONTRATAQUE

José María Arquimbau

Cosas importantes y otras menos

Con la finalización del verano, el retorno a la ciudad nos permite observar con mayor detalle aquellas cosas que conforman la actualidad o al menos una parte de ella. Y viendo que la Cruz del Ribalta sigue en su mismo sitio, uno puede seguir pensando .e trabajado durante algunos años en una empresa próxima a la misma y nunca he visto una manifestación para que se eliminara. E incluso cuando constaba como lema caídos por Dios y por España lo entendía como natural, porque nunca he dejado de pensar que quienes lucharon en los dos bandos de la guerra civil todos querían lo mejor para su país. ¿O no?

A la vista de que no hay empresa que por el momento quiera hacerse cargo de su demolición o traslado --¿en otro lugar de la ciudad no molestará?-- uno en su ingenuidad piensa si no valdría la pena dejarla donde está, adecentando sus alrededores. Sinceramente tengo mis dudas de que esta cuestión sea muy importante para la ciudadanía.

La alcaldesa Marco en este periódico acaba de declarar que los nombres de las calles y la retirada de la Cruz es un cumplimiento de la ley de memoria histórica y las leyes se cumplen si o sí. Lo que ocurre es que también los referéndums de Putin y los alistamientos para la guerra con Ucrania son leyes, pero moralmente pueden ser consideradas injustas.

Sobre esta ley de memoria histórica o democrática, podemos opinar de distinta manera. De entrada se aplica la mayoría de las veces a personas que están muertas y no se pueden defender, como señala en su libro El caso Pemán su nieto Daniel García Pita. Es posible que el peor de los olvidos de la memoria democrática sea el del perdón entre españoles.

La que fuera defensora del pueblo Soledad Becerril, señala que esta ley reposa sobre el olvido, la ingratitud, la ignorancia y el mayor rencor posible.

Y un hombre poco dudoso en sus convicciones como Joaquín Leguina, también ha dicho que siempre ha tenido una opinión negativa, porque esta ley ha aprovechado para poner en solfa la Transición y a sus protagonistas.

La verdad es que a pesar de informes contradictorios y opiniones valiosas y diversas, el Ayuntamiento ha quitado el nombre a castellonenses ilustres, que a lo mejor dentro de un tiempo vuelven a reponerse. Para más inri el día en que se le concedía la medalla de oro de la ciudad a la Sociedad Castellonense de Cultura, se anunciaba la eliminación del nombre de las calles de dos de sus ilustres creadores. La ciudad tampoco creo que ha considerado estas cuestiones entre las más importantes, cuando tiene otras muchas que le afectan más, como por ejemplo la seguridad de los vecinos de Lledó, los problemas de la Marjaleria, el deterioro del Hospital Provincial, etc.

En una localidad cercana, Vila-real ha tomado dos decisiones que creo importantes; una, la concesión de la medalla de oro de la ciudad a la empresa Porcelanosa, orgullo de dicha ciudad y de toda la provincia, que crearon hace décadas los señores Soriano y Héctor y Manolo Colonques, que tanto prestigio y eco internacional ha dado a la provincia como recogía esta misma semana Mediterráneo recordando la presencia de la misma en el Reino Unido. Al mismo tiempo se concedía la medalla de oro a la Comunidad Carmelita que cumple 50 años, porque al parecer a esa corporación no le producen urticaria las cuestiones religiosas.

Periodista

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