La semana pasada leíamos en páginas de este mismo diario dos noticias de alcance sobre el sector cerámico: la primera decía que «La UE reacciona y el azulejo podrá unirse con Italia para comprar gas». El titular de la segunda era: «Los ERTE y despidos en la cerámica alcanzan a la mitad de empleados».
Sería demagógico por mi parte no alegrarme del acuerdo alcanzado con la Unión Europea, altamente demandado por el sector desde hace más de un año, y que busca abaratar los costes energéticos. Sin embargo, las cifras del segundo titular son catastróficas y nos llevan a pensar que las soluciones llegan tarde.
Llegan tarde porque los expedientes de ajuste laboral ya superan los 9.000 trabajadores de un total de 17.000. Es una cifra alarmante que supone un mazazo para la economía provincial.
¿Qué hubiera pasado si nuestros gobernantes hubieran hecho caso a las propuestas realizadas por el sector hace más de un año para intentar paliar la crisis?
¿Y si el Consell hubiera escuchado iniciativas como las de Ciudadanos que ya en el mes de marzo solicitaba «crear una plataforma europea centralizada de compra de gas natural que facilite la creación de reservas estratégicas» o «destinar ayudas directas a fondo perdido a empresas de la industria cerámica afectadas por la subida de precios energéticos para evitar que tengan que parar su producción y así empeorar la situación actual de desempleo»?
Nunca lo sabremos, porque ni el gobierno de la Generalitat valenciana ni el de la nación pusieron en marcha ninguna de estas medidas en aquel momento.
De aquellos barros, estos lodos.
Síndica de Cs en Les Corts
