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Paco Mariscal

AL CONTRATAQUE

Paco Mariscal

La verborrea catastrofista (y II)

Tras el necesario descanso de la siesta, enchufa el televisor y tropieza uno con este, en esta ocasión, un implacable Núñez Feijóo, émulo de su antecesor Casado en las filas del PP, hablando de que tenemos un gobierno en llamas, de un clima irrespirable y de las instituciones impregnadas de un barniz de indignidad. Apocalipsis o catastrofismo, describan el discurso electoralista como les parezca, amigos y allegados en las orillas del Riu Sec. Aquí conocemos esa verborrea desde hace unos años.

Apagué presto el televisor, sin esperar a Pedro Sánchez, o la intervención en el Senado madrileño del poco presentable representante de Puigdemont con su conocido dogmatismo nacionalista, visceral segregador. Acudí, para salvar la claridad mental, al mochuelo observador, sabio y silencioso. No me refiero al búho, mussol, o mochuelo del olivo liberado hace unos días en estas tierras castellonenses del País Valenciano por el Seprona, el Servicio eficiente de la Naturaleza de la Guardia Civil, que unos presuntos autores de delitos contra las aves tenían en cautiverio en un parany, junto a artes de caza prohibidas, tales como reproductores electrónicos de sonido y altavoces nada tradicionales. Contentos y agradecidos deberíamos estar todos con el Seprona de la Benemérita, cuyas tareas merecen atención incluso más allá de los Pirineos. El mochuelo del olivo, hasta que llegó la modernidad ilegal de los reproductores de sonidos electrónicos, servía de reclamo en el parany, vecinos: emitía enjaulado un sonido suave que incitaba a unos tordos, también enjaulados en el parany, al canto, canto que a su vez atraía a sus congéneres zorzales motivo de la caza.

No, vecinos, no era el mochuelo liberado por el Seprona el motivo de preocupación. Lo era el mochuelo silencioso y observador que ya los griegos clásicos convirtieron en imagen de sabiduría y prudencia, y Friedrich Hegel lo adoptó como símbolo de la filosofía. El búho metafórico de ojos fijos, cuya cabeza gira 270 grados en rotación para observar la realidad del entorno. Ese entorno que observamos aquí zarandeado por la palabrería catastrofista, absurda, un tanto apocalíptica, de los voceros y adalides de una derecha política que, en el caso de la capital de la Plana, es tricéfala: Vox, Ciudadanos y una no escasa porción del PP. Personajes que quizás no oyeron hablar de la sagacidad y sabiduría del búho observador.

Ejemplos

Y, como también dejaron en latín --ese latín que desde el ministro del Movimiento Nacional de Franco hasta los reformadores de la escuela pública del PSOE ignoran--, un latín en el que se escribió aquello de «magis docent exempla quam verba subtilia», más enseñan los ejemplos que las palabras sutiles; o aquello otro de «verba movent, exempla, trahunt», las palabras mueven, los ejemplos arrastran… en latín o en etrusco, nos bastan unos ejemplos para mostrar el desaguisado de la verborrea.

Las palabras apaciguadoras y sensatas de José Martí, el presidente de la provincial Diputación de Castellón, en torno a los simpatizantes con el terrorismo irracional separatista, que ya dejó de matar, son calificadas por Cristina Fernández de Ciudadanos en vías de extensión como «exaltación de etarras». La Síndica en Les Corts del mismo partido habla de «quiebra absoluta de la sanidad pública valenciana»; y para Carlos Mazón, el presidente de los populares en la Comunidad, la sanidad valenciana es un «caos». Ignoran, claro está, cuanto sucede en Madrid, Italia o Alemania con respecto a los tiempos de espera. Y nos falta el espacio escrito de la Enciclopedia Británica para exponer los mil ejemplos de la misma índole catastrofista, sin sentido ni correspondencia con la realidad, y con la que nos aburren a diario. Ignoran o desprecian el búho o mochuelo que los clásicos dibujaban junto a la diosa Atenea.

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