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Jose Martí

A FONDO

José Martí

¡Viva la Pepa y Santa Dionisia!

El PSOE en la actualidad encarna como nadie los valores que sustentan la Constitución vigente

¡Viva la Pepa! ¡Y viva Santa Dionisia! O lo que es lo mismo, ¡viva la Constitución de 1812 y viva la Constitución de 1978! Si la Pepa se denomina así porque se promulgó un 19 de marzo, San José, la de 1978 bien podría ser Dionisia porque a esa santa le corresponde en el santoral el 6 de diciembre. Y un viva, bien estentóreo y sonoro porque la del 12 es la primera constitución liberal española, que además, y ya que estamos en el 200 aniversario, abrió la puerta a las diputaciones provinciales; la Dionisia, la del 78, porque permitió, por fin, tras la larga noche del franquismo, que accediéramos a la modernidad, a una mayoría de edad plena. La Constitución vigente nos reconcilia con la historia, con nuestro ayer, con el pasado y nos sitúa en el presente de las democracias europeas avanzadas: pluralismo político, elecciones libres, imperio de la ley, división de poderes. Lo que se hizo desde 1975 a 1978 fue una revolución jurídica y pacífica sin precedentes, de una ley antidemocrática y dictatorial a otra ley constitucional y democrática. Desde el diálogo y el consenso se consiguió algo extraordinario y admirable, una magnífica realización que conviene valorar en toda su magnitud. Y claro que hubo problemas y dificultades: atentados terroristas, crisis económicas, presiones franquistas, etc, etc, pero se consiguió. Y ahora, 44 años después, podemos decir con toda la razón que fue una experiencia de éxito.

Entre todos los demócratas deberíamos construir una épica de la transición. Todas las sociedades necesitan un momento fundante, una fecha fundacional, un acontecimiento en el que reconocerse. Sin duda, para mí, ese momento es el de la Transición, que bien puede cifrarse en el 6 de diciembre de 1978, el día de la aprobación en referéndum de la Constitución. Más que glosar a nuestros abuelos que hicieron una guerra, conviene loar a nuestros padres que consiguieron la paz.

Padres constituyentes

Y en esa paz y desde el primer momento estuvo el PSOE, un artífice esencial de la Transición. Difícil no recordar sin emoción al gran, en todos los sentidos, Gregorio Peces Barba, uno de los padres constituyentes, jurista, catedrático de Filosofía del Derecho, presidente del Congreso de los Diputados --tuvo 338 votos a favor y ninguno en contra--, fundador de la Universidad Carlos III; él, junto a Felipe González como líder socialista, coadyuvó con los otros agentes políticos a que el gran pacto fuera posible.

El PSOE estuvo y está con la Constitución, digo más, su papel es esencial para que la gran bóveda constitucional se mantenga en pie, viva y activa. Aunque algunos no quieran verlo y se permitan ponerlo en duda, el Partido Socialista en la actualidad encarna como nadie los valores que sustentan la Constitución vigente. Veámoslo en dos aspectos fundamentales.

Primero, su apuesta clara, constante, continuada por la forma de Estado que la Constitución establece: la monarquía constitucional. Más allá de los avatares a que se ha visto sujeta la institución, el presidente Sánchez siempre la ha defendido y ha sabido diferenciar entre esta y los casos concretos de actitudes poco éticas. No quiero ni imaginar las consecuencias en la estabilidad institucional que hubiéramos tenido si el PSOE se hubiera mostrado voluble en ese aspecto. La derecha no se lo reconoce, pero el hecho está ahí y las consecuencias positivas para nuestra convivencia también.

Lugar de encuentro

En segundo lugar, la actitud integradora del Gobierno representa lo mejor del espíritu de la Constitución del 78. Una constitución no es un arma arrojadiza, sino un lugar de encuentro, y si al principio de la democracia fueron capaces de encontrarse los hijos del franquismo con los comunistas represaliados, qué mejor que ahora queden ligados a la gobernabilidad del Estado y a la estabilidad institucional, los que un día eran fuerza antisistema y hoy forman parte del Gobierno (Podemos), o los independentistas vascos y catalanes. La voluntad de diálogo del presidente Sánchez se ha visto refrendada en la aprobación de los presupuestos. Diez partidos, diez, los han apoyado. Espíritu constitucional se llama eso.

Presidente de la Diputación de Castellón

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