BABOR Y ESTRIBOR

Chupitos de ron Pujol

Sánchez nos ha indicado a los españoles, incluido Alberto Núñez Feijóo, la necesidad urgente de coger vacaciones

Basilio Trilles

Basilio Trilles

Pedro Sánchez, Yolanda Díaz y los ministros socialistas del Gobierno Frankenstein muestran rostros radiantes, de imperecedera sonrisa y gesticulan satisfechos por el resultado de las urnas que, sin embargo, no ha dado la victoria al binomio PSOE-Sumar. Muy diferente es la actitud de las otras ministras del destrozado Podemos: Irene Montero e Ione Belarra. Cariacontecidas y haciendo el petate. Ocurra lo que ocurra fruto de la maquinación sanchista, ellas van de patitas a la calle. En medio de tan inusitado clima de euforia de perdedores que, no obstante, están dispuestos a ganar vendiendo el alma al diablo en forma de Puigdemont, Otegi y Junqueras (el trío conjurado en el objetivo irrenunciable de socavar la unidad de España), Sánchez nos ha indicado a los españoles, incluido Alberto Núñez Feijóo, la necesidad urgente de coger vacaciones. 

Él marca los tiempos, previstos en el plan para llegar a un acuerdo con los enemigos de la patria, sin importarle poner al país al borde del precipicio. 

No tiene prisa

Sánchez desea que Feijóo se cueza en su salsa, aprovechando el paréntesis vacacional prescrito con insana intencionalidad, ardid para cortar cualquier contacto con el líder del PP. El presidente perdedor no tiene prisa: «Esto va para largo», ha advertido. Desde la hamaca de Lanzarote, está dispuesto a iniciar las primeras relaciones de amor con Puigdemont. A quien se le supone disfrutando del aire acondicionado de Waterloo (en la Costa Brava sería detenido), fumándose un puro y degustando chupitos de ron Pujol Gran Reserva, en el goce de saber que tiene la llave de la gobernabilidad. El delincuente jefe de Junts pide referéndum y amnistía. Igual nos salva la Constitución. O no.

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