A QUEMARROPA

La comodidad del Estadio Castalia

Pablo Sebastiá

Pablo Sebastiá

A estas alturas de partido nadie duda que el Estadio Castalia necesita una remodelación que se antoja urgente.

Se debe cambiar todo el sistema de megafonía, deben repararse las barandillas, las butacas, remodelarse por completo los aseos, los accesos, etcétera. No seré yo quien diga que hay que derribarlo para levantar un estadio nuevo en su lugar, eso no es menester, pero sí que se ha vuelto imprescindible que la afición albinegra pueda sentir que tanto la dirección del club como el Ayuntamiento reman en la misma dirección.

A las alegrías deportivas, que por el momento son abundantes, hay que sumar otras alegrías en todo lo relacionado con la comodidad de los jugadores y los espectadores. Desconozco el estado en el que están los vestuarios, pero me lo puedo imaginar.

Castalia necesita convertirse en un referente. Tanto si la temporada que viene logramos jugar en la categoría de plata como si no. Porque más de doce mil almas albinegras llenan sus gradas cada vez que hay partido. Porque la ilusión se ha de regar continuamente, o se seca y marchita.

No entraré ahora en el tema del estado en el que se encuentra el césped, al que también hay que meter mano, porque prefiero centrar estas líneas en la citada comodidad.

Cuando padres, hijos y nietos llegan al entorno del campo, esa comodidad debe hacerse notar. Actuar sobre las aceras exteriores y los edificios circundantes es una muy buena idea, pero no es suficiente. Desde la fuente hasta la torre, desde los accesos del sur hasta los del norte, el estadio debe respirar vanguardia, ilusión, optimismo, fortaleza y orgullo.

Y eso solo se logrará si el equipo de Gobierno local destierra la política de abandono al CD Castellón de la anterior corporación municipal. Y si el nuevo equipo directivo del club hace lo mismo, como es natural. Solo caminando juntos lograrán grandes cosas.

Escritor

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