La sofisticación y un alejamiento del look urbano fueron ayer la nota dominante en el arranque de la Pasarela Cibeles. Los trajes de cóctel y noche roban terreno al día. Las formas se abarrocan y predomina el negro y la búsqueda del volumen. Ángel Schlesser inauguró la cita con la clara propuesta de que la falda sea la reina del vestuario el próximo invierno: una prenda suelta, con bolsillos y que acaba sobre las rodillas. Frente a su sobriedad, Ágatha Ruiz de la Prada (en la foto, uno de sus modelos) recurrió al peluche blanco para ambientar la pasarela. Su propuesta da un paso más en la línea comercial. Mientras, Elio Berhanyer da portazo a la sencillez. Gasas, brocados, lanas frías, sedas y encajes se mezclan para dar una impresión de barroquismo. Sin dejar la sofisticación y el aire retro, Modesto Lomba (Devota&Lomba) apostó por la seda.