Había nacido en Castellón el 13 de mayo de 1930 y falleció en la noche del martes, día 26, en el IVO de Valencia, cuando tenía, por consiguiente, 75 años de edad. Las esquelas de hoy informarán del tránsito de una vida a otra de Pedro Vicent Adsuara, hijo de Emilio Vicent y Virginia Adsuara. Tenía otros tres hermanos, Emilio, Mario y Alfredo, todos muy entroncados con la sociedad de Castellón, muy conocidos ya desde los tiempos de la carnicería que sus padres tenían en la calle Trinidad, junto al ´relontge´. Las generaciones anteriores recordaban muy a menudo a Virginia y ella conocía a todos. Llamaba la atención por su buen donaire, una chica ´aseá´, guapa y limpia, ´molt llustrossa´.

Recuerdo muy bien aquellos años finales de los 50, tal vez los 60 ya. Donde había estado "toda la vida" el café Suizo, la familia Pascual Cebrián había creado tres locales comerciales en la Puerta del Sol y allí florecieron Galas del señor De los Santos, Rango de las guapísimas hermanas Caja y la cafetería Virginia, de Pedro Vicent. Y aquel entorno fue más centro de Castellón que nunca. Y digo que lo recuerdo porque al intervenir en tres programas de radio diarios, yo tenía que tomar el pulso a la ciudad cada momento. Después creamos aquello del Hostal de la Llum y Tombatossals y desde mi atalaya pude percibir los perfiles y movimientos ciudadanos. Las tertulias del bar Clavé, el Darío, al transformarse el local, tuvieron que desparramarse por todos los distritos y Pedro supo captar a los noctámbulos, aquellos que necesitaban una copa o un bocadillo después de los espectáculos, al fin y al cabo el local se parecía a otros similares a los que encontramos en la Gran Vía de Madrid. La estampa era ya habitual, Pedro de pie al final del mostrador, observando y siendo observado; llegó a conocernos a todos y se lleva muchos secretos que serían leyenda. Las tertulias de enfrente, las del Casino, eran pausadas, tranquilas, evocadoras. Las del Virginia tenían un aire más dinámico, más ligero cuando aparecían los artistas del Teatro Principal al acabar la función, con mucha vida, con todos los guiños posibles para iluminar sueños y caricias.

De su matrimonio con Fina Quintana nacieron tres hijos, Susana, Pedro y Silvia, a quienes acompañan hoy sus cónyuges Alejandro, Sergio y la periodista Cristina. He contado seis nietos, Alejandro, Alberto, Pablo, Iván, Adrián y Miguel, todos chicos.

En los últimos tiempos volví a tener contacto con Pedro, cuando tomábamos café en el final de la calle Trinidad, tocando con el pensamiento las tapias de lo que fue cuartel de San Francisco. Y cómo me decía que leía cada semana mi página, yo lo veía crecer y crecer y hacerse más humano y más valioso para mí. Lo cierto es que, cuando en la casi madrugada de ayer me llamó Alejandro Payá con voz trémula y afectada para darme la noticia, me apresuré a escribir estas líneas y pensé que Pedro bajó muchas lunas para que jugásemos con ellas las gentes de Castellón. Fue un tiempo que nadie podrá borrar de nuestra memoria colectiva.

Salvador Bellés.