La nave espacial Shenzhou 7 despegó ayer por la tarde del desierto de Jiquan con tres astronautas y el encargo de subir otro peldaño en la febril carrera espacial china. Si la misión no fracasa, China se unirá al selecto club de países que han logrado que uno de sus astronautas pasee por el espacio, junto a Estados Unidos y Rusia. Otros seis países también lo han logrado, pero siempre en naves ajenas.

La operación fue retransmitida en directo por la televisión pública, que dedicó al asunto el día entero. Poco antes, el presidente Hu Jintao había despedido a los taikonautas, como se los conoce en China: "Lograrán esa misión gloriosa y sagrada. El pueblo espera su regreso triunfal". El viaje tiene unas claras connotaciones históricas: el éxito del paseo espacial sellará la madurez de la tecnología nacional.

El vuelo tiene una duración de entre tres y cinco días. Zhai Zhigang, de 41 años, es el elegido para el paseo espacial, que se producirá hoy o mañana. Más allá del hito en sí, ese paseo de unos 40 minutos ayudará a China a dominar la tecnología que requieren los peldaños inmediatos: crear su primera estación espacial y pisar la Luna.