De aspecto amigable y tuerto desde su niñez, Peter Falk fue uno de los actores más carismáticos de Hollywood en los años 60 y 70 en los que optó a dos Óscar y fraguó el personaje que le inmortalizó, el detective televisivo Colombo.

Después de más de un lustro de lucha contra el alzheimer, Falk falleció ayer en su casa de Beverly Hills, en Los Ángeles, a los 83 años, según admitieron los médicos incapaz de recordar a su conocido sabueso de la pequeña pantalla, al que precisamente nunca se le pasaba por alto ningún detalle.

La salud le jugó por primera vez una mala pasada cuando apenas tenía tres años. Un tumor maligno hizo que le extirparan un ojo y le pusieran en su lugar otro de cristal, que terminó por convertirse en uno de sus rasgos distintivos.

Nacido en el neoyorquino barrio de Manhattan el 16 de septiembre de 1927, Falk tuvo su debut artístico con 12 años al participar en la obra Los piratas de Panzance, si bien no decidió dedicarse profesionalmente a la actuación hasta los 28 años.