Con la imagen de Tudela (Navarra) todavía bajo las aguas del Ebro, un repunte inesperado en la crecida del río antes de llegar a Zaragoza sembró ayer la inquietud y aumentó el enfado contra las autoridades en varias poblaciones, dos de las cuales, Boquiñeni y Pradilla, con casi 2.000 habitantes, tuvieron que ser evacuadas mientras el agua se desbordaba sin que los afectados recibieran apenas ayuda. La previsión es que la punta de la crecida pase hoy por Zaragoza por donde la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) cree que no llegará a desbordarse porque el nivel del agua no alcanza el de 2003.

“Estamos desesperados, no podemos más, llevamos toda la noche en vela y lo que queda”, se lamentaba la teniente alcalde de Pradilla, Inmaculada Carcas. La mayoría de sus 600 vecinos fueron evacuados y los que se quedaron ayudaban a poner tierra para evitar que el río se desbordara. El alcalde reforzaba las barreras con un tractor. El problema es que si se rompen, todas las casas quedarán anegadas porque el pueblo está por debajo de la cota.

El alcalde de la vecina localidad de Boquiñeni, Miguel Ángel Sanjuan, criticaba la “dejadez” de la CHE y del Gobierno de Aragón por haberles “dejado solos durante toda la noche” frente al río. “Es vergonzoso que nos traten a los pueblos ribereños como nos están tratando”, se quejó, tras contar que cuando se puso en marcha la evacuación tuvieron que decidir “entre cuatro o cinco personas”. Un pueblo que reaccionó con abucheos y algún zarandeo a la visita del presidente de la CHE, Xavier de Pedro, en un intento vano de calmar los ánimos.

La presidenta de Aragón, Luisa Fernanda Rudi, que también se desplazó a la zona, atribuyó la situación a “un comportamiento extraño del río”. “Ayer se estimaba que la punta ya había pasado por aquí, pero esta noche, el río ha seguido creciendo”, apuntó. Ante este panorama, no es extraño que anoche los zaragozanos contuviesen la respiración, temiéndose lo peor mientras veían subir el nivel. En el campo, los daños han sido enormes. 20.000 hectáreas anegadas en Zaragoza.

La punta de la crecida se acercará a partir de esta noche a Catalunya, donde la Generalitat espera que no tenga consecuencias debido a los desembalses de Mequinenza, Riba-roja y Flix. H