Algo falla estrepitosamente cuando solo el 8% de las personas que han terminado un ciclo de formación profesional (FP) empiezan su andadura en el mercado laboral ocupando un puesto no precario y relacionado con aquello para lo que se formaron. El resto, un preocupante 92%, o bien no encuentran trabajo durante el primer año siguiente al fin de sus estudios, o bien tienen un empleo que no tiene nada que ver con lo suyo, o tienen solo contratos temporales, o abandonaron el instituto antes de terminar el ciclo en el que se habían matriculado previamente.

La cifra surge de un cálculo hecho por el sindicato Comisiones Obreras (CCOO) y pone de manifiesto lo urgente que es, una vez más, revisar el modelo de FP que se está aplicando actualmente en el territorio español.

«Desde la implantación de la LOMCE, las administraciones educativas se vanaglorian de que la formación profesional va a ser la solución al todavía elevado abandono escolar prematuro que hay en España, pero lo cierto es que la reforma del Partido Popular en lugar de prestigiar estos estudios, los está devaluando», denuncia Eduard Requena, responsable de FP en CCOO en Cataluña. Para dignificarlos, lo primero que deberían de hacer las administraciones es aumentar la inversión, defiende. Es una formación «más cara que la ESO o que el bachillerato, ya que requiere de más materiales y de espacios más grandes, y ha sido por ello una etapa muy castigada durante los años de recortes», lamenta.

«Los temarios que se están impartiendo en los ciclos formativos en algunos casos han tardado más de 25 años en actualizarse, y son de la época de la LOGSE; no hay apenas presencia del inglés, salvo en contadas excepciones, y estamos constatando que la segregación en la FP, la diferencia entre los hijos de familias ricas y los de familias pobres, es más acusada si cabe que en el resto de etapas educativas», prosigue el portavoz de CCOO.

PROFESORES EN PRECARIO // A eso se añaden, agrega, «las altas tasas de interinidad que hay entre el profesorado de FP, que en algunas especialidades puede llegar a ser del 80%». Además, añade, las ratios o número de alumnos por clase han experimentado en apenas 10 años incrementos del 52% en los ciclos medios de FP y del 50% en los superiores.

«Otro de los desafíos de esta etapa es la falta de transparencia que hay sobre sus resultados», denuncia Eduard Requena. Desde hace años, la Administración se resiste a facilitar datos sobre, por ejemplo, cuál es la tasa de abandono escolar en los ciclos de FP, «pese a que cualquiera que haya dado clases allí habrá visto claramente cómo el número de alumnos se reduce a medida que avanza el curso académico».

El Gobierno sigue insistiendo, pese a todo, en la prioridad que da a estos estudios, que en los últimos años han registrado aumentos en el número de matriculados superiores al 25%, tanto en los ciclos de grado medio como en los de grado superior. Como ejemplo de la urgencia en que debe acometerse una reforma, el secretario de Políticas Educativas de la Generalitat de Cataluña, Joan Mateo, aseguraba que «la formación profesional será estratégica en la próxima legislatura». Entre otras acciones, el Ejecutivo central, en palabras del ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo, aseguró que trabajarán con las comunidades para que «las escuelas de FP sean ejes de inserción y cohesión social».