Tendencias sociales

Del traje a los tirantes: la generación Z desafía los códigos de vestuario en el trabajo

Expertos en moda observan un cambio en cómo los jóvenes se visten y una mayor flexibilidad por parte de las empresas

Dos jóvenes periodistas, con vestuario informal, en la redacción de un medio local de Santa Coloma de Gramenet.

Dos jóvenes periodistas, con vestuario informal, en la redacción de un medio local de Santa Coloma de Gramenet. / Zowy Voeten

Marina Tovar

Entrar en una oficina y ver desfilar camisas y trajes ya es cada vez menos frecuente. Los códigos de vestimenta van evolucionando y cada generación va un paso más allá. Si los millennials dijeron adiós a ir a trabajar con americana y corbata, la Generación Z impone también su identidad propia a la hora de elegir la ropa que lleva. 

"Tanto hombres como mujeres se sacan más ropa de encima, sobre todo en verano"

Pilar Pasamontes

"Los códigos de vestuario son mucho más flexibles hoy en día", explica Pilar Pasamontes, directora científica del Área de Moda IED Barcelona. "Ha habido una evolución. Tanto hombres como mujeres se sacan más ropa de encima, sobre todo en verano", añade. Pone de ejemplo el calzado: "Antes era imposible ir con los pies descubiertos a trabajar, ahora vemos a todos con esas sandalias alemanas", dicen en alusión a las 'birkenstock'. 

Lara Mangrané, periodista, describe cómo en su redacción "todos van como quieren". Desde falda, pantalones o vestidos, sus compañeros van como irían por la calle. "En sitios más pequeños les da igual, solo los presentadores se tienen que cambiar de ropa cuando van a hacer programas", destaca. Está muy de acuerdo con esta decisión de su empresa. "La ropa es la identidad de una persona, no tiene que estar impuesta. Además, con el calor no es normal que no se pueda ir con pantalones cortos o tirantes". Mangrané es ajena a los tiempos en que ir a una redacción con bermudas era impensable.

"En la oficina hay de todo", explica Sergio Cárdenas, estudiante de ingeniería de datos que está haciendo sus prácticas este verano. "Gente arreglada, otros en chándal, pantalón largo, pantalón corto… Vamos, que hay pocas normas de como ir vestido". Cárdenas opina que cada uno debería poder vestir como quiera, siempre que se "respeten unos mínimos de sentido común". 

"Hay gente arreglada, otros en chándal, pantalón largo, pantalón corto… Vamos, que hay pocas normas"

Sergio Cárdenas

"Una mayor flexibilidad se valora de forma positiva por los trabajadores", explica Ana Isabel Jiménez, profesora de Estudios de Economía y Empresa de la UOC. "Es un voto de confianza", añade. Los trabajadores relacionan esa flexibilidad con comodidad, sobre todo con las temperaturas de este verano.

Andrés Espinosa, teleoperador, agradece esta libertad: "Creo que es mejor que no haya reglas rígidas en cuanto a la ropa, por la conveniencia de los trabajadores".

"Las empresas son mucho más permisivas ahora", coincide Pasamontes. "Eso mejora el ambiente laboral y la productividad, cuanto más cómodo y libre estas, mejor. Y al revés, cuanto más incómodo y reprimido, trabajas peor". 

La imagen de la empresa

"Los códigos de vestimenta representan los valores de la empresa", explica Estel Vilaseca, responsable del Área de Moda de LCI Barcelona, y añade: "Ahora que se le da tanta importancia al 'branding' -la construcción de marca-, cada empresa quiere dar una determinada imagen". Lo que quieren transmitir, sin embargo, varía mucho dependiendo del sector. Vilaseca pone el ejemplo de las start-ups tecnológicas que predican libertad e innovación. En otros sitios, como bufetes de abogados, la formalidad en el vestir sigue siendo un factor clave.

Ir más tapado sigue siendo en este sector sinónimo de seriedad. "Yo en verano voy en pantalón largo", explica David Mendoza, ingeniero de Castelldefels. "No me imponen ningún código, pero creo que da una imagen más de seriedad. Como aún no me conocen, quiero ser más profesional. Cuando lleve más tiempo, ya llevaré pantalones cortos y camisetas del 'kukuxumusu'", bromea.

En lugares como bufetes de abogados o empleos de cara al público sigue predominando la formalidad en el vestir

Esa formalidad se busca sobre todo en trabajos de cara al público. "Ahí sí que vería bien el uso de algún código de vestuario, siempre ajustándose a las condiciones en las que se trabaja", opina Cárdenas. 

De cara al público

En puestos de trabajo en los que se trata con el cliente directamente las normas sobre cómo vestir son mucho más rígidas. "Tenemos que ir con pantalón o falda larga. Las camisetas no pueden ser ni de tirantes ni muy escotadas", relata Helena, una joven de 21 años que trabaja de recepcionista. En su trabajo, tanto comerciales como recepcionistas tienen que ir vestidos formales

"Cuando estás de cara al público, la manera de vestir está dando mucha información sobre cuál es la empresa, su seriedad, si quiere transmitir una determinada imagen, confianza…", añade Jiménez, que sí que cree que el código de vestimenta es más necesario de cara al exterior. Sin embargo, incluso estas empresas son más flexibles en verano. "Con las temperaturas que están haciendo, nos dejan llevar camisetas de tirantes", señala Helena.

Cambio progresivo

La transformación en los códigos de vestimenta del trabajo de antaño y de hoy es innegable. Pero, ¿se le puede atribuir esa tendencia exclusivamente a la generación Z? Vilaseca opina que ese cambio lleva mucho más tiempo observándose. “Hace bastantes años que se han relajado esas normas de vestuario. El cambio es anterior a esta nueva generación, ha sido progresivo", apunta.  

De hecho, en el mismo Congreso de los Diputados, de un tiempo a esta parte se ha visto como, poco a poco, camisetas, camisas sin corbata ni americana o tirantes han ido ganando espacio en el vestuario.

"Las reglas de cómo vamos vestidos a trabajar están cambiando, pero esto no es reciente. Ha sido una conquista a lo largo de décadas"

Pedro Mansilla

Pedro Mansilla, sociólogo y crítico de moda, confirma que esta tendencia se viene detectando desde hace unos años. "Las reglas de cómo vamos vestidos a trabajar están cambiando, pero esto no es reciente. Ha sido una conquista a lo largo de décadas, ya desde el siglo anterior", subraya. Mendoza coincide con los expertos en moda: "Mi abuelo también era ingeniero y tenía que ir con traje. Mis padres ya iban solo con camisa y pantalón largo, y ya veremos qué pasa dentro de 20 años". 

Más ganas de expresarse

Mansilla sí reconoce a las nuevas generaciones como las pioneras de esta transformación: "Tienen la valentía para hacerlo y se pueden permitir el lujo de plantar cara. Se expresan más a través de la ropa, marcados por los 'influencers', que han decidido que ahora se lleva menos ropa, y la gente lo está adoptando".

Estas ganas de expresarse podrían acelerar el cambio de vestimenta laboral. Vilaseca opina que "llega un momento en todas las generaciones en que los jóvenes necesitan expresarse, y lo hacen a través de la moda. Ahora es el turno de la generación Z: buscan esa experimentación, esas ganas de probar cosas, de desmarcarse". También Jiménez observa ese ímpetu de los jóvenes. "Utilizan la ropa como forma de manifestarse y las empresas deberían sumarse a esa idea, con flexibilidad, sin ir a los extremos".