Un peligroso delincuente se fugó en la mañana de ayer del Juzgado de lo Penal número 2 de Castellón, donde se estaba celebrando un juicio contra él, gracias a que estaba esposado con las manos delante, si bien posteriormente fue localizado y detenido en el párking de un supermercado cercano al Palacio de Justicia.

Se trata de Pascual R. E. H., quien el 27 de agosto del año pasado disparó contra un agente de la Guardia Civil que le intentaba identificar en un registro rutinario en la urbanización Port Saplaya de Alboraya (Valencia).

En esa fecha, el individuo, de 34 años y que utiliza el alias de Daniel Bouzo Zaboada para delinquir, contaba con cinco juicios pendientes en los juzgados de Castellón por homicidio, lesiones y robo. Y había sido detenido en nueve ocasiones por delitos cometidos en la provincia, entre los que citan atentar contra la libertad sexual, por falsedad y por robos. Con ese historial delictivo y consciente del destino que correría si averiguaban quién era, el hombre, que vivió en la calle Cardona Vives de Castellón y residió un tiempo en la localidad de Alcal de Xivert, se resistió a ser identificado por el agente en esa localidad valenciana y sacó una pistola con la que efectuó varios disparos.

Uno de ellos hirió levemente a un guardia civil y después, el individuo burló la presencia policial y huyó, a pesar de que se montó un espectacular cordón policial. Meses después fue localizado y detenido en Venezuela y extraditado a España.

Una vez aquí y para rendir cuentas con la Justicia, Pascual R. E. H. fue trasladado ayer al Juzgado de lo Penal número dos de Castellón, donde debía celebrarse un juicio contra él por estafa y falsificación de placas de matrícula. No obstante, la vista, que debía transcurrir con toda normalidad y rapidez, pues parece ser que había conformidad entre las partes, dio un brusco giro cuando el delincuente, que estaba esposado, pero no con las manos a la espalda, y custodiado por agentes del Cuerpo Nacional de Policía, se levantó.

Sin que los policías pudieran reaccionar, saltó por encima de la mesa del secretario judicial y llegó al despacho del magistrado. Gracias a que estaba esposado por delante, pudo utilizar las manos para encerrarse y desde allí se escapó por la ventana tras saltar la reja.

Una vez en la calle, se cruzó con una pareja de ancianos, a quienes amenazó con que no dijeran nada y se dirigió por la calle Prim hasta adentrarse en el párking de un supermercado.

Allí fue detenido por un agente de la Unidad de la Guardia Civil adscrita a la Audiencia, que se había movilizado al igual que la Policía Local y Nacional, que montaron un importante despliegue. Lo localizó escondido debajo de cajas de cartón, forcejearon y logró retenerlo, aunque el agente salió lesionado.