Amparo Ebrí tenía 36 años cuando murió acuchillada, presuntamente, por su pareja. Tenía un carácter tímido, que contrastaba con sus aficiones esotéricas. Era encargada del supermercado Shelesser de Alcossebre y antes se había dedicado, entre otros, a dar masajes aprovechando la habilidad que tenía para ´curar de gracia´, refiriéndose a la habilidad para la imposición de manos que decía poseer.