Tres de los guardias civiles que estaban de servicio y que acudieron al domicilio del acusado, tras recibir el aviso de que se habían producido estos hechos, reseñaron al tribunal que los servicios sanitarios que habían asistido al procesado les dijeron que tuvieron que sedarle porque “estaba bastante agresivo, nervioso y violento”, a preguntas del fiscal y acusación.

Uno de ellos añadió que cuando llegaron a la casa el acusado “balbuceaba palabras, pero no se le entendía muy bien”. Los tres aseguraron que vieron el cuchillo manchado de sangre encima de la cama, pero ya no pudieron ver nada más. H