La Guardia Civil se ha incautado esta semana de casi 2.500 kilos de hachís en Vinaròs, el mayor alijo por vía marítima requisado en los últimos seis años en la provincia. La anterior operación de dimensiones similares se remonta al año en 2015, cuando aparecieron 2,1 toneladas de la misma sustancia en una barca de pesca amarrada en Burriana. Entonces, dos agentes de la Benemérita acabaron detenidos por estar, supuestamente, compinchados con los traficantes y uno llegó a ingresar en prisión.

En la intervención de Vinaròs, según informó la Benemérita, el cargamento de 65 fardos llegó por vía marítima hasta la costa del Baix Maestrat y fue alijado en la playa. Los investigadores del EDOA de la Guardia Civil siguieron a la furgoneta donde se cargó la droga, ayudada por un vehículo lanzadera. Los dos transportistas del hachís fueron detenidos e ingresaron en prisión provisional.

Este no es, sin embargo, el único golpe policial reciente al narcotráfico marítimo en la provincia. No hace todavía dos meses que una intervención en l’Alcora logró desarticular una organización que operaba en todo el litoral mediterráneo. En el marco de la operación Hulkcos-Perseo-Orquesta, la Guardia Civil, la Agencia Tributaria y la Policía Nacional registraron naves industriales en la capital de l’Alcalatén, donde se incautaron de cinco narcolanchas de grandes dimensiones, además de camiones, furgonetas, combustible y equipos de navegación y de comunicaciones valorados en más de 1.500.000 euros.

Potentes embarcaciones

Algunas de estas embarcaciones ya llevaban acoplados varios motores de 300 CV de potencia, lo que dota y convierte estas gomas en verdaderos Fórmula 1 del mar, pudiendo alcanzar velocidades y maniobrabilidad muy altas. Su potencia dificulta enormemente su interceptación a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, constituyendo además un riesgo potencial para el resto de embarcaciones y usuarios de actividades náuticas. 

La operación arrancó a principios de año, cuando los investigadores detectaron la infraestructura logística de una organización criminal que operaba en todo el litoral mediterráneo. La aparatología aprehendida daba servicio a una o varias organizaciones delictivas dedicadas al tráfico de drogas a gran escala.

Parecía 'dormido'

Aunque el tráfico de drogas por vía marítima parecía dormido en la provincia, con escasas operaciones policiales de estas características en los últimos años, estas dos macrooperaciones recientes demuestran que no es así. Fuentes policiales expertas consultadas por este periódico aseguran que la presión ejercida en el Estrecho y el plan especial de seguridad en el Campo de Gibraltar para luchar contra el tráfico de drogas marítimo han dado sus frutos y han obligado a las organizaciones criminales a reactivar otras rutas mediterráneas. 

La flota de lanchas y vehículos requisados en l’Alcora da buena cuenta de la profesionalización de los nacrotraficantes, que cuentan con sofisticados medios para eludir la acción policial.

Los fardos que devuelve el mar

En agosto del 2019 la Policía Local de Castelló localizó en la playa del Gurugú un fardo de hachís de 34 kilos de peso, tras recibir el aviso por parte del servicio de socorrismo. Los vigilantes divisaron un objeto voluminoso, flotando a la deriva y a unos 600 metros de la orilla del mar. Hasta allí se desplazó inmediatamente un socorrista, quien, al llegar al lado del bulto, se dio cuenta de que era un fardo envuelto en tela que llevaba algún tiempo a la deriva. El personal de emergencias remolcó el paquete hasta la playa.

Unos meses después, en enero del 2020 y después de la borrasca Gloria, el temporal marítimo sacó 35 placas de hachís y las esparció por la playa del Gurugú de Benicarló, como informó entonces la Policía Local del municipio. Cabe la posibilidad de que la droga se encontrara cerca o de que, por el contrario, las fuertes corrientes y las olas de hasta ocho metros registradas durante el episodio meteorológico arrastraran el alijo durante varios cientos de kilómetros.