Serán los técnicos encargados de la investigación los que determinarán las causas exactas de lo ocurrido en el inesperado colapso de un bloque de viviendas de la urbanización Font Nova, en Peñíscola, pero son varios los vecinos que indicaron que en un grupo de Whatsapp se dio cuenta de la aparición de alguna anomalía. «Cuando dejó de llover hubo quien comentó que había visto una grieta», mencionó Maite Alarcón, una de las propietarias del bloque afectado. Otros testigos, que prefirieron no facilitar sus nombres, coincidieron en este detalle. Como también un matrimonio de Zaragoza explicó que la cerradura de la puerta costó en cerrarse en la mañana del siniestro. Algo que, aparentemente, resolvió aplicando desengrasante. Compañías de seguros ya enviaron ayer a ingenieros forenses a analizar la zona.

La catástrofe ocurrió pocas horas después de una fuerte tromba de agua que afectó de forma especial a la urbanización Font Nova. «A nosotros también nos pilló la tormenta de la madrugada anterior, pero es que a la mañana siguiente cayó mucho más que en el resto del pueblo», aseguró una vecina. Tomás Alonso, el responsable del restaurante de la urbanización, comentó que cayó «un diluvio sobre las 13.00 horas, apenas seis horas antes del derrumbe».

«Estábamos de paseo cuando hubo el estruendo»

Esta vecina de València tenía en Font Nova su segunda residencia. Aunque en realidad, era algo más que eso. «Pasé aquí el confinamiento», explicaba, y fue donde tuvo la oportunidad de estrechar lazos con la familia más afectada, «que vivía todo el año». La tarde del miércoles «estábamos de paseo cuando notamos un estruendo». En minutos cayó otra parte del bloque, y la angustia «por la incertidumbre de saber quién estaba dentro y quién no». Ella forma parte de los afectados que pasaron la primera noche en otras viviendas próximas.

«Suerte que pasó cuando la mayoría no estaba en casa»

«Me tomas el pelo». Esa fue su primera reacción cuando alguien le contó que se había venido abajo un edificio de la urbanización. Su primera reacción fue acudir hacia allá, donde vio «al hombre que pedía ayuda con la mano», que pudo salir con vida de esta desgracia. «Intenté entrar para ayudarle pero me indicaron que me fuera» por la seguridad de todos, detalló. «Suerte que esto pasó cuando la mayoría estaba fuera de casa, en el pueblo o las calas, porque pilla a la una de la tarde y no sabemos lo que podría haber pasado», concluyó.

«El apartamento familiar de 30 años se cayó»

El apartamento que compró su familia hace 30 años fue de los que cayó. Ella ya estaba en su domicilio habitual de Pamplona, pero su hijo estaba de vacaciones. «Por la tarde se fue a las calas» y se libró de la catástrofe. «Nunca notamos ningún problema estructural», comentó.

«Me quedé en 'shock' al ver la segunda caída»

Vino desde Badalona para alquilar un apartamento en sus vacaciones, en un bloque cercano, y se encontró con un derrumbe que le dejó «en shock, especialmente la segunda caída» que pudo ver con sus propios ojos, y que dejó una gran nube de polvo en las inmediaciones.

«Lo material sí tiene remedio, pero las vidas no»

Salieron a pasear «sin móvil ni llaves del coche» y ya no pudieron volver a entrar, aunque su piso sigue en pie. Para ella «lo material tiene remedio, pero las vidas humanas no», comentó esta mujer que lleva unos 25 años con una propiedad en esta urbanización de Peñíscola.

Pocas anomalías

El edificio llevaba construido unos 30 años. «La misma noche el arquitecto del Ayuntamiento los encontró en perfecto estado en el archivo municipal, y son de 1989», comentó el alcalde, Andrés Martínez. Algunos comentaron que se había actuado en algunas anomalías, pero que eran escasas. «Algunas filtraciones en terrazas, humedades y arreglos en fachadas por juntas de dilatación, detallaron. Pero nada que hiciera pensar un daño estructural tan grave como para que se viniera abajo en apenas unos minutos. De hecho, Arantxa Ríos comentó que en las tres décadas como propietarios «no hemos tenido que pedir ni un parte al seguro, ni tampoco habíamos sufrido una filtración de agua».

De las 55 viviendas que formaban parte del bloque afectado, el más próximo al límite con el parque natural de la Serra d’Irta, fueron 18 las que se vinieron abajo. El resto presenta daños diversos, aunque hay una parte que, al menos en apariencia, no muestra problemas. Durante la tarde de ayer, mientras se trabajaba en el puesto de mando avanzado con toda velocidad, se podía ver cómo estaban los balcones abiertos, las toallas tendidas e incluso bebidas encima de las mesas de las terrazas. Todas ellas fueron desalojadas a toda velocidad y en unos días se tendrá que estudiar a fondo su destino. Además, no se descarta que se pueda analizar el resto de bloques de la urbanización.

Una zona tranquila

Peñíscola suele experimentar un gran bullicio en los meses de verano, mientras que la zona de Font Nova, situada a varios kilómetros, suele caracterizarse por ser un lugar tranquilo incluso en pleno mes de agosto y cuando los niveles de ocupación son elevados. La mayoría son segundas residencias de gente de Navarra, Aragón o la propia Comunitat, que aprovecha cualquier periodo vacacional o puente festivo para pasar unos días. Esa es la impresión que se llevan todos aquellos que pasan por sus calles cuando acuden al parque natural a hacer una ruta de senderismo o practicar el ciclismo de montaña. 

La paz en Font Nova solo se rompe en situaciones muy puntuales, como cuando se han tenido que desalojar algunas viviendas en las partes más próximas en la montaña ante un incendio, sin que nunca se hubiera tenido que lamentar la más mínima desgracia. Una vez queden esclarecidas las incógnitas, toda la familia que forma parte de la urbanización desea recuperar la calma perdida. 

Ximo Puig conoce a la familia del joven Ángel

El president de la Generalitat, Ximo Puig, estuvo ayer en el lugar del derrumbe y no podía ocultar su conmoción por el trágico suceso que se ha cobrado la vida de dos personas. Y la conmoción era todavía más grande porque el jefe del Consell conoce muy de cerca a la familia más directa de Ángel Cives Vinyals, una de las dos víctimas mortales.

El padre de Ángel, Bienvenido Cives, residió muchos años en Morella, localidad natal del president, y allí trabajó como albañil y encargado del bar de la piscina municipal. Además, el abuelo materno del joven fallecido, Miguel Viñals Ripollés, fue durante muchos años presidente honorífico del PSPV-PSOE de Morella; y el tío abuelo, Manuel Viñals, ocupó la presidencia del partido en la primera ejecutiva local, en el año 1978.

Puig tuvo ocasión ayer de conversar a solas durante unos minutos con el padre del menor, al que trasladó el pésame y palabras de consuelo. Bienvenido, que en el momento del derrumbe estaba trabajando, se encuentra desolado, pues en el derrumbe del edificio de la urbanización Font de Nova ha perdido a su hijo de 15 años, a su actual pareja y el hijo de esta se recupera en el hospital de Vinaròs. 

El joven Ángel nació en Morella y en la actualidad residía a caballo entre su pueblo natal y Peñíscola. En la capital de els Ports cursó la educación primaria y actualmente estaba escolarizado en el instituto de dicha localidad. Desde la separación de sus padres, Ángel vivía la mayor parte del año con su madre en Morella y visitaba Peñíscola con asiduidad para estar con su padre, quien hasta ayer vivía en el edificio derrumbado con su actual pareja, de origen cubano. Ella es la segunda víctima mortal del trágico suceso mientras que su hijo fue rescatado con vida de entre los escombros y permanece en el hospital. Javier Ortí