La Fiscalía pide que el joven de Almassora que mató a golpes a su bebé de diez meses en septiembre del 2020 sea condenado a prisión permanente revisable por un delito de asesinato. Lo acusa, además, de lesiones y violencia doméstica habitual, pues desde el nacimiento del bebé el progenitor le propinó bofetadas, golpes y mordiscos, llegando en una ocasión a retorcerle el brazo hasta causarle la fractura oblicua del húmero derecho cuando la víctima solo tenía dos meses.

La madre del bebé, una menor de 17 años, fue también detenida por estos y, según consta en el escrito de acusación al que ha tenido acceso este diario, ya fue condenada por un delito de asesinato en comisión por omisión en la jurisdicción de menores.

Como avanzara en exclusiva este diario en su día, las conductas agresivas del padre fueron in crescendo hasta tal punto que el menor recibía golpes a diario porque al procesado le molestaba su llanto.

Así, el 13 de septiembre del 2020, el niño comenzó a balbucear estando la pareja junto a él en el domicilio familiar de Almassora, ubicado en la calle Sant Pere. Como no podía dormir por este motivo, el procesado se acercó a la cuna de su hijo y «actuando con propósito de acabar con su vida, lo cogió y lo golpeó en dos ocasiones contra la pared, causándole con tal comportamiento lesiones consistentes en traumatismo craneoencefálico en el lado izquierdo de la cabeza, que acabaron con su vida poco tiempo después», tal y como sostiene el fiscal.

Los abuelos paternos del bebé fallecido y padres del acusado nada reclaman por estos hechos, pero sí lo hace la abuela materna del menor, para quien la Fiscalía Provincial solicita 150.000 euros de indemnización.

¿Cómo se destapó el brutal suceso?

Este caso se destapó cuando la pareja llevó al niño al centro de salud, desde donde lo enviaron al Hospital General de Castellón. Fueron los pediatras de este último quienes dieron la voz de alarma porque la gravísima lesión era impropia de un accidente y ya había un expediente por unos posibles malos tratos anteriores.

Los progenitores aseguraron que el niño se había caído de cabeza de la cuna, extremo que los médicos no creyeron, ya que la fuerza del impacto denotaba un golpe externo imposible de producirse con una simple caída.

Alertaron de inmediato al juzgado de guardia y este, a su vez, a la Guardia Civil, que envió varias patrullas al centro. Los padres fueron detenidos, siendo él enviado a prisión provisional y ella, internada en un centro de menores.

Aunque el juicio contra el padre está señalado para el mes de marzo en la Audiencia, antes podría producirse un acuerdo.