De rodar películas en Hollywood a vivir en la calle y ser internada en un psiquiátrico

Está considerada como una de las grandes bellezas de la industria del cine

De rodar películas en Hollywood a vivir en la calle y acabar internada en un psiquátrico.

De rodar películas en Hollywood a vivir en la calle y acabar internada en un psiquátrico. / Levante EMV

Irene Roma

Vivió momentos de gloria. Rodó en Hollywood, tomó parte en algunas películas míticas como Conan el Bárbaro, fue un mito erótico durante década y una pionera en muchos aspectos. Y, sin embargo, su vida dio un giro trágico que la llevó a estar donde está ahora.

La actriz y modelo, reconocida como una de las grandes bellezas de finales del siglo XX, pasa sus días en un psiquiátrico madrileño, donde fue internada después de vivir en la calle durante meses. Atrás quedaron las glamurosas fiestas, los reportajes en las revistas y las viviendas de lujo. De la opulencia y el mito, pasó a la indigencia y las enfermedades mentales, donde aún permanece.

Un mito erótico

Su verdadero nombre era Roswicha Bertasha Smid Honczar. Nació en Alemania de padre polaco y madre rusa, y se trasladó a Barcelona en 1971. A partir de ese momento, comenzó una meteórica carrera que la llevó a la cima y le granjeó una enorme fama además de convertirla en uno de los mitos eróticos de los años 70 y 80.

No era para menos, puesto que su belleza exótica y su físico voluptuoso le valieron papeles en numerosas películas, en aquellos momentods principalmente en el género de la comedia erótica y el cine de aventuras.

Se convirtió en figura imprescindible del llamado 'cine del destape', pero su éxito traspasó fronteras y rodó incluso títulos míticos como Conan el Bárbaro, en la que protagonizó a la madre de Conan.

La actriz, en Conan el Bárbaro.

La actriz, en Conan el Bárbaro. / Levante EMV

Trabajó con varios directores y actores prominentes en la industria cinematográfica, sobre todo en España, y participó en numerosas películas de gran éxito, así como en series de renombre como Tristeza de amor o Los ladrones van a la oficina.

A partir de ese momento, comenzó su declive. A finales de los años 90, experimentó graves problemas económicos y su vida empezó a deslizarse cuesta abajo. Era la mítica Nadiuska, un nombre exótico que adoptó en 1972 al iniciarse en el mundo del cine porque era mucho más fácil de pronunciar. Desde estonces, siempre se la conocería así.

Nadiuska y su descenso a los infiernos

Nadiuska, sobre cuya vida incluso se ha hecho un documental, tuvo que trasladarse a finales de los años 90 a una pensión ante la imposibilidad de mantener una vivienda. Había sido un mito erótico, una reina en todas las fiestas, la primera portada de Interviú, la primera mujer que enseñó los pechos en este país, había vivido en un ático en el Paseo del Prado, en Madrid... Lo tuvo todo y se quedó sin nada.

Nadiuska en una imagen de archivo, cuando estaba en la cima de su carrera.

Nadiuska en una imagen de archivo, cuando estaba en la cima de su carrera. / Levante EMV

De ella se decía que, sin querer, había robado el corazón de hombres muy poderosos debido a su belleza (se rumoreó incluso que mantuvo relaciones con el rey emérito, Juan Carlos I) y que fue precisamente eso y su rebeldía, su espíritu libre e indómito, lo que la condenó.

Nadiuska intentó montar una productora que la arruinó y, poco a poco, su vida se convirtió en un auténtico descenso a los infiernos. Sufrió un intento de suicidio y fue desahuciada de sus casa. Se marchó a vivir a una pensión y, de ahí, a la calle.

Acabó viviendo en el aparcamiento de un área de servicio de Alcolea del Pinar, en Guadalajara, donde se alimentaba de lo poco que le daban en un hostal cercano. Bebía vasos de agua caliente para poder reconfortarse en los días más gélidos y sobrevivía como podía.

Un día, un médico de una unidad móvil que paró por casualidad en ese estacionamiento la vio y la reconoció. Se acercó a hablar con ella y, en cuanto comenzó la conversación, se dio cuenta de que la actriz sufría esquizofrenia. Se encargó de comunicar la situación de la intérprete y, algo después, Nadiuska fue ingresada en el hospital de Guadalajara, desde donde posteriormente fue internada en un centro psiquiátrico.

Su historia se cuenta en un documental titulado El enigma Nadiuska, que revisa el mito de la actriz desde el punto de vista feminista y que pretende devolverle lo que le fue arrebatado durante tanto tiempo: el reconocimiento a su figura.