Las calles de Vila-real y los casals del centenar de peñas existentes en Vila-real centraron ayer el evento más participativo de la jornada, la celebración de la nit de la xulla que, anoche, cumplió 27 años desde que, inmediatamente después de tomar posesión el primer Ayuntamiento elegido democráticamente, el consistorio encabezado por el entonces alcalde, Bautista Carceller, decidiera trasladar esta fiesta propia de las celebraciones de los barrios a los festejos patronales de Sant Pasqual.

Cientos de hogueras iluminaron las primeras horas de la noche de ayer y, sobre sus brasas, decenas de peñas, grupos de amigos o de familiares asaron kilos y kilos de longanizas, butifarres, t rbenes, blanquets, tocino o carne de cordero. Tampoco faltaron los buenos vinos, cava y pasteles para acabar la velada.

Todo el mundo disfrutó de este evento festivo, incluso la delegación de la ciudad eslovaca de Micalovce, hermanada con Vila-real, que cenó manjares típicos junto a la reina de las fiestas, Lina Granell, sus damas y el concejal de Fiestas, Ignasi Clausell.