Una vez más se repite una de las estampas más típicas de Vila-real en fiestas. Las calles de la ciudad se convierten en una inmensa barbacoa en la que, una vez conseguidas unas buenas brasas, se asan cientos de kilos de carne y embutidos, así como todo aquello --ya sea cárnico o vegetal-- susceptible de cocerse sobre aquello que resulta de las hogueras que, de nuevo, invadieron los más apartados rincones del casco urbano.

Los casales de las peñas y cualquier bajo se convirtió anoche en centro de reunión festiva desde primeras horas de la tarde. Algunos se dedicaron a preparar el fuego, mientras otros se encargaron de poner las mesas y tener lista la carne de cordero, las butifarres, los blanquets, las t rbenes, la careta de cerdo, los pimientos, las berenjenas o las cebollas para colocarlas sobre las brasas y participar en la torr de la tradicional y participativa Nit de la Xulla.

Tampoco faltaron quienes, conservando la más ancestral costumbre, asaron la xulla al horno, en sus correspondientes cazuelas de barro y acompañadas de una patatas. En definitiva, todo un manjar del que disfrutan todos los villarrealenses.