La Policía Local de Vila-real ha intensificado la vigilancia en el entorno de la basílica de Sant Pasqual, con la finalidad de evitar, en lo posible, más actos vandálicos contra el templo, después del que acabó con una pintada junto a la puerta de acceso desde el jardín de Sant Pasqual, en la que se podía leer: “La única iglesia que ilumina es la que arde”.

Pese a todo, fuentes del cuerpo municipal de seguridad --que indican que también se ha dado conocimiento de los hechos al Cuerpo Nacional de Policía-- aseguran que “es complicado pillar a alguien haciendo las pintadas, porque aunque pasen los coches patrulla más asiduamente, los gamberros esperan a que los agentes se hayan marchado para cometer su fechoría”.

Las mismas fuentes señalan que no se tiene conocimiento todavía de quién ha podido cometer el acto vandálico sobre la fachada de la basílica de Sant Pasqual, aunque afirman que “de repetirse lo ocurrido, se estudiarán nuevas medidas para dar con los autores de las pintadas”.

En cualquier caso, y a pesar de que los operarios del departamento de Gestió d’Obres i Serveis (GDOS) limpiaron con disolventes las letras escritas con pintura negra, estas todavía se pueden apreciar sobre las piezas de piedra que decoran la entrada lateral del templo pascualino.

REPASO // A este respecto, y tras lamentar “que haya personas que no tengan ningún respeto por el patrimonio de la ciudad”, el portavoz del equipo de gobierno y concejal del área, Ignasi Clausell, explica que “los restos de este tipo de pintadas perduran en el tiempo”, si bien avanza “que se realizará una segunda limpieza, por parte de los operarios municipales, para eliminarlas en la medida de lo que sea posible”.

La indignación del vecindario de la basílica y de los feligreses se ha hecho visiblemente manifiesta por el acto vandálico contra el edificio religioso que alberga los restos de Sant Pasqual.

Y es que, como ayer publicó Mediterráneo, los responsables del museo pascualino y de la Real Capilla señalan que los autores de las pintadas “podrían ser cuatro niños o jóvenes a quienes parece que les molestan los signos religiosos pero que no tienen ningún pudor en plasmar en las paredes simbología de tipo nazi”.