Cruz Roja Vila-real ha triplicado el número de familias que atiende en un año, pasando de 30 a finales del 2012, cuando iniciaron el proyecto de reparto de comida en la localidad, a las 90 que acuden a su sede con regularidad hoy día.

La presidenta local, Maria Arrufat, explica que están “desbordados” y que cada vez hay necesidades más dispares. “Además de los alimentos más básicos, nos piden cosas como ayuda para la factura del alquiler de la vivienda, el recibo de la luz o gafas para los niños”, detalla Arrufat, quien añade que “se llega hasta donde se puede”.

La mayoría de los vecinos que atienden llegan derivados desde Servicios Sociales y deben cumplir unos requisitos mínimos, como estar empadronados, tener a los hijos escolarizados y estar en paro.

Los lotes de comida, packs con enseres para los más pequeños o productos de limpieza se reparten una vez al mes en el local de la calle Calvari. No obstante, dos días a la semana abren sus puertas a los necesitados a los que no pueden atender mensualmente. En dichas ocasiones distribuyen pan y alimentos básicos que donan de manera desinteresada una panadería y un supermercado de la zona.

“También tenemos convenio con distintas farmacias para que aquellos que lo necesiten retiren los medicamentos que les receta el médico”, finaliza la responsable, quien alaba el trabajo de los 10 voluntarios vila-realenses. H