El desafío del Villarreal en el Estadio de la Cerámica

Debe ser nuestro fortín» o «Tenemos que hacernos fuertes en casa» son dos tópicos extendidos en el mundo del fútbol para describir la importancia de conseguir resultados positivos como local, ya que, a priori, juegas más cómodo y tienes más posibilidades de ganar que visitando otros estadios. A priori. No es el caso de un Villarreal que está sufriendo en sus carnes la impotencia de no sumar de tres en la Cerámica. Así pues, los de Pacheta tienen un reto de grandes dimensiones ante un poderoso Athletic Club este domingo (18.30h): volver a regalarle una alegría a su afición, y por ende, despegar en Liga y celebrando la tercera victoria consecutiva, precisamente, las dos últimas lejos de la Plana Baixa, en Granada y Chiclana.

Desde la llegada de Pacheta, el técnico y varios futbolistas capitales como Parejo o Gerard Moreno han destacado la importancia de crear una estrecha conexión con la afición para hacer de «la Cerámica un lugar hostil para los adversarios», pero la realidad es que los nervios han atenazado a un Villarreal más cómodo a domicilio y así lo ratifican los números y que solo ha sumado un empate en los últimos tres partidos. 

Dos victorias… y de milagro

De los 12 puntos que suma el Villarreal en Liga, ocho han sido como visitante y cuatro como local (con un partido más). Unas cifras sorprendentes para un equipo llamado a estar en la zona noble de la tabla. Este bagaje está lastrando a un Submarino que empezó, con Setién a los mandos, como se suele decir, con el pie cambiado. Fue ante el Betis en un duelo igualado que decantó William José en el descuento. Los groguets volvieron a marcharse con un mal sabor de boca en la visita del Barça. La remontada, del 0-2 al 3-2, acabó en un doloroso 3-4 para los culés.

Llegó Pacheta con ilusión renovada y cambió la dinámica. Un gol de Sorloth en el minuto 94 ante el Almería supuso la primera victoria del curso. El dicho no falló y a la tercera llegó la vencida. Y a la cuarta, volvieron los viejos fantasmas. El Girona remontó en la segunda parte y se llevó los tres puntos. La Europa League llegó como el reencuentro con tus amigos del Erasmus y esos recuerdos maravillosos, equiparable al primer título de la historia para el club logrado en la mencionada competición. En un magnífico ambiente, el Villarreal venció por 1-0 al Rennes, con un golazo de Sorloth y un milagroso penalti parado por Pepe Reina en el descuento. Éxtasis. 

Dos duros golpes

Una victoria que parecía el trampolín para despegar en la Cerámica ante dos recién ascendidos. Las Palmas fue el cuarto equipo en llevarse el máximo botín de Vila-real dando la campanada ante un frágil Submarino que solo reaccionó en el tramo final (1-2). Llegó el parón y el mensaje de unión. La afición respondió, pero el equipo no, como el propio Pacheta reconoció tras el empate ante el Alavés (1-1). «Gracias y gracias a la afición por todo el apoyo porque no hemos estado a la altura en la primera parte», evidenció sin tapujos preocupado el entrenador amarillo. 

En esta situación, el desafío del Villarreal es recuperar la autoestima y su mejor versión en el Estadio de la Cerámica ante un rival de una tremenda exigencia del Athletic Club. Una nueva oportunidad para que equipo y afición se tiendan la mano y luchen juntos por tres puntos que auparían a los amarillos a la zona media tras una primera parte del campeonato llena de dudas. Ha llegado el momento de volver a sonreír en Vila-real. Tots junts, endavant.