La crónica | Salvador Milagros roza la gesta en un Villarreal que cae con honores ante el Marsella (3-1)

Salvador Milagros ha rozado su enésimo milagro. Remontar un 4-0 en la UEFA Europa League es algo más bien de otro planeta, pero el Villarreal CF de Marcelino García Toral estuvo muy cerca en el Estadio de la Cerámica. En medio de una locura colectiva y de una atmósfera como la de las mejores noches europeas que ya se han vivido en Vila-real, el Submarino demostró que es mucho mejor equipo que el Olympique de Marsella, al que superó por 3-1 (en el minuto 85 era 3-0), un resultado insuficiente y mucho más corto de los méritos de un equipo groguet que pagó caro su mal día en el Vélodrome y no pudo obrar la gesta.

Lo visto en el coliseo de la Plana Baixa es para quitarse el sombrero. Cuando nadie creía, cuando ni los más optimistas pensaban en ni aproximarse a la proeza, el conjunto amarillo demostró que está en el mejor momento de la temporada, descalabro de Marsella al margen, sonrojando a un OM al que pudo golear escandalosamente. Los números hablan pos sí solos: 25 ocasiones, ocho de las cuáles fueron disparos entre los tres palos y todos ellos grandes oportunidades que solo la mala suerte y el meta español de los franceses Pau López evitaron que fueran goles.

Los aficionados del Olympique de Marsella llegan fuertemente escoltados a la Cerámica

Arrasa desde el inicio

Marcelino sorprendió con su cambio de sistema. Planteó un 4-3-3 muy atrevido, dándole músculo a la medular con Capoue y Coquelin para escoltar a Parejo; y colocando a su mejor tridente ofensivo: Gerard Moreno, Guedes y Sorloth, artillería pesada, en busca de, como mínimo, poder soñar.

Y la apuesta le salió bien al asturiano. El Submarino salió a morder, a comerse al rival y anuló desde el inicio a un Olympique de Marsella que no fue ni la sombra de lo exhibido en su estadio.

Al cuarto de hora el Villarreal ya había embotellado al rival y generado hasta seis ocasiones claras de gol, especialmente dos de Sorloth y otra de Coquelin. El gol se mascaba, pero al combinado groguet le faltó lo que tuvo el Marsella en el Vélodrome: acierto. Los galos hicieron cuatro goles en cinco ocasiones... los amarillos tuvieron la puntería menos afinada.

En pleno ataque y gol, Capoue, disfrazado de Messi, abrió la lata visitante con un golazo de cabeza pasada la media hora que abría el camino a la esperanza: 1-0 y una hora por jugarse. Al descanso se llegaba así, pero con un claro penalti no pitado a Coquelin.

Locura de segunda parte

En la segunda mitad el equipo comandó a la grada a desempolvar el «Sí se puede» cuando, en el 57’, Sorloth mandaba a la red un latigazo a pase de Guedes. El asistente anulaba el 2-0, pero el VAR, con muchos suspense, dio el gol.

Galería | Ambiente en el Estadio de la Cerámica en el Villarreal-Olympique

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Quedaba algo más de media hora y el Submarino echó el resto. Y tuvo opciones de meterse más si cabe en el partido cuando en el 62’, Pau López se convertía en héroe nacional francés al sacar una mano milagrosa a cabezazo de Gerard, cuyo rechace mandó Guedes fuera rozando el larguero.

El Villarreal creía, el público creía y Marcelino quemó sus naves con la entrada de Baena, Comesaña y el Comandante Morales.

Precisamente fue Baena, el máximo asistente de LaLiga EA Sports, quien puso un balón con música de falta a la cabeza de Mosquera, que hacía el 3-0 en el 85. ¡Locuraaaaaaa! La Cerámica se volvía loca.

Incomprensiblemente, el colegiado rumano Kovacs solo dio cinco minutos de descuento, en el que pasó de todo. Mandi y Gerard las tuvieron de cabeza, Morales hizo lucirse a Pau y... en el 95', Clauss despertó de su sueño con el 3-1 a un Submarino que cayó con honores de la UEFA Europa League. 

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