La crisis que vive el campo de Castellón, traducida en el abandono de cultivos por su baja rentabilidad, tiene otra consecuencia al margen de la que afecta a los propios agricultores. Y es que con cada parcela que se deja desatendida aumenta el riesgo de incendios, y en la provincia, hasta ocho hectáreas de tierra cultivable, tanto en la costa como en el interior, se quedan cada día sin dueño. Una problemática que ha ido creciendo cada año y que, lógicamente, incrementa la masa forestal en todo el territorio, «provocando que cada vez los fuegos que se declaran sean más violentos y, al tiempo, más difíciles de apagar».

Es el mensaje de advertencia del secretario general de la Unió de Llauradors, Ramón Mampel, que suma a esta problemática la presencia cada vez menor de cabezas de ganado en la provincia. «Son grandes bomberos, porque se comen el sotobosque. Recuerdo un incendio hace unos años en Atzeneta muy importante que se paró justo en la zona en la que comía el ganado. Eso ahora es más difícil que pase», señala.

limpieza de montes // El abandono de cultivos, destaca, no sería un factor de riesgo tan importante si llevara aparejada una exhaustiva limpieza de la masa forestal, tarea que pese a que se lleva a cabo, es insuficiente. «Al final es un problema de que el monte no da dinero», indica Mampel.

Parecida valoración hace el alcalde de Azuébar, municipio del Alto Palancia situado en pleno entorno forestal. «Los medios que se destinan para la prevención son insuficientes. Con la mitad de lo que se gasta en tareas de extinción, se podría hacer en invierno un trabajo adecuado en los montes», detalla Gerardo Miravete. El almendro, la algarroba y el olivo son los productos característicos de la zona, unos cultivos que «se van abandonando».

Desde Benafigos, su alcaldesa, María Mercedes Cortés, destaca que es un problema de no tan fácil solución: «Hay muchos factores que hay que tener en cuenta, como la despoblación, y que el área forestal a cubrir en la provincia es muy extensa».

En Els Ports, el presidente de la Mancomunidad y alcalde de Cinctorres, Toni Ripollés, señala que aunque se ha notado una recuperación en los últimos años, los «cultivos abandonados son mayoría», en la comarca: cebada y trigo. «Por lo menos ahora hay interés por proteger a los municipios», defiende, aunque reconoce que el peligro de incendio sigue siendo todavía alto.

más problemas // César Pallarés, alcalde de Ribesalbes, señala que a esta problemática se suma en el caso de esta localidad «la necesidad de una urgente limpieza del cauce del río Millars», que corresponde a la Confederación Hidrográfica. Desde Tírig, su primer edil, Juanjo Carreres, recuerda que el trabajo de las brigadas es importante, «pero los que más prevenían el fuego eran los agricultores y los pastores».