La N-340 es para Castellón sinónimo de vergüenza. En sus 118 kilómetros que atraviesan la provincia, dos personas se han dejado ya la vida en los tres primeros meses de este 2012. Una vía mortal, sobre todo en el tramo ahora en obras del norte entre Benicarló y Vinaròs (un camionero está muy grave tras volcar esta misma semana su camión a su paso por Peñíscola), y tremendamente peligrosa en puntos concretos como Orpesa y Torreblanca, sin olvidar la entrada a Vila-real. En definitiva, la gran olvidada por su dueño, el Ministerio de Fomento, que no ve posible todavía el desdoblamiento en las zonas más conflictivas y mortales.

Según un estudio realizado por RACE, la N-340 es de las más peligrosas de todas las carreteras españolas y es la más larga de las vías españolas: atraviesa diez provincias y es la única alternativa a la AP-7, en la que hay que pagar peaje. La Guardia Civil de Tráfico explicó a Mediterráneo el problema que a día de hoy la crisis económica está generando en esta carretera. “El elevado tráfico de vehículos pesados, como camiones o tráilers, que soporta este vial en la actualidad, se ha quintuplicado por la crisis, ya que los transportistas no son propicios a abonar los costes de la autopista y utilizan ahora más que antes la N-340 para ahorrar los peajes”.

Esto sumado a su deteriorado firme, a los tramos peligrosos y los dos carriles que la conforman suponen un cóctel explosivo donde, como indican los expertos, “circular por ella es ya igual a jugarse la vida”.

En la provincia de Castellón la N-340 entra entre la A-7 y la AP-7, atravesando Almenara, La Llosa y Xilxes. Una vez llega a Nules, enlaza con la A-7, circunvala esta localidad y se divide en la N-340 y la CV-10 (continuación de la A-7 pero de competencia autonómica). Atraviesa les Alqueries y circunvala Vila-real, tramo donde diariamente se producen grandes atascos. Así llega a la ciudad de Castellón, bordeándola de sur a norte. Enlaza con otras carreteras como la CS-22 dirección al Puerto de Castellón; la CV-17 hacia la autovía de la Plana CV-10; la CV-16 sentido l’Alcora o la CV-151 dirección a Borriol. Una vez finalizado el by-pass de Castellón, la carretera atraviesa las poblaciones de Benicàssim, Orpesa, la Ribera de Cabanes, Torreblanca, Alcalà de Xivert, Santa Magdalena de Pulpis, el desvío de Peñíscola, Benicarló y Vinaròs, siempre paralela a la AP-7.

Es en estos últimos kilómetros, desde el 1048 al 1054 donde más accidentes se han producido, por lo que sigue siendo punto negro.

Dos son ya los muertos de este año; en el 2011 se dejaron la vida en esta carretera trece personas más, y en el 2010 fueron seis los fallecidos. La carretera de la muerte, como la llaman muchos, sigue siendo un gran problema sin resolver en Castellón. H