Ximo Puig lo tiene claro. Si gana el congreso nacional y se convierte en el nuevo líder del PSPV-PSOE abandonará la alcaldía de Morella y compaginará el cargo de secretario general del partido en la Comunitat con el de diputado en las Cortes Españolas.

Esta decisión refleja el convencimiento del castellonense en el paso que dio el miércoles al anunciar públicamente su intención de arrebatar a Jorge Alarte el liderazgo del partido. Así pues, en poco más de un mes podría dar un vuelco orgánico e institucional tanto el partido como la alcaldía de la capital de Els Ports, en la que lleva 16 años, donde es uno de los bastiones del PSPV en la provincia de Castellón.

Puig no ha esperado ni un día para presentar los avales que le convierten, oficialmente, en precandidato a la secretaría general. No solo ha sido el primero en hacerlo, sino que registró en la sede socialista de Blanqueries 40 firmas de miembros del comité nacional, o sea, el doble de los mínimos que marcan los estatutos (20). Explicó que el paquete de avales manifiesta “el amplio respaldo que la plataforma progresista está obteniendo”.

Con respecto a las consecuencias que tendrá para Puig el resultado del congreso nacional (30 y 31 de marzo en Alicante), este reconoció que “será muy doloroso tener que dejar la alcaldía, pero es un asunto que seguro que resolveremos adecuadamente”. En este sentido, subrayó que la decisión final la adoptará consensuadamente con su equipo, para “garantizar y velar de la mejor manera por los intereses de los morellanos, a los que me debo”.

Además, el castellonense señaló que “quizá lo mejor para compaginar la secretaría general del PSPV-PSOE sería un escaño en Les Corts Valencianes y no en Madrid, pero lo cierto es que el equipo de diputados autonómico está haciendo una muy buena labor y no creo que haya problemas”.

El precandidato va a recorrer las tres provincias en busca de nuevos apoyos y adhesiones al manifiesto La alternativa de progreso que dio a conocer durante su presentación del miércoles en la sede de UGT, un acto en el que se evidenció el respaldo que está teniendo de los lermistas (los suyos), los de Leire Pajín, algunos excargos de Zapatero, personas próximas a Rubalcaba (y por tanto a Ferraz) e incluso algunos ciscaristas. Junto a ellos, Puig ha logrado aglutinar también a la casi totalidad de sensibilidades de Castellón, incluidos un buen número de municipalistas (Vicent Gil ha firmado el decálogo) que en el anterior congreso apoyaron a Alarte. Así pues, los únicos referentes en la provincia que a priori darían su apoyo al actual secretario general son los parlamentarios autonómicos Óscar Tena, José Benlloch, Francisco Toledo y Clara Tirado.

En la jornada de ayer, el castellonense insistió en que su candidatura no es “personalista” porque “las etiquetas se han terminado”, en lo que es una apuesta por el cambio en profundidad”. H