Castell de Cabres ha normalizado la situación de falta de agua. Después de más de dos semanas con los depósitos y cañerías congeladas, en la mayoría de viviendas ya se puede volver a abrir los grifos y dejar que fluya el agua corriente. Las temperaturas agradables de los últimos días, con máximas que han pasado de los 10º, han facilitado el deshielo y solventado los problemas que obligaban a algunos ciudadanos a buscar el agua en pozos o ducharse en otros municipios cercanos.

Durante los días con el grifo cortado fue fundamental el ahorro de agua, con un gasto con cuentagotas para no desaprovechar nada. “En el momento que pasa una cosa de estas es cuando te das cuentas de lo básico que es tener agua”, señalaba Xavier Queralt, teniente de alcalde del Ayuntamiento que dirige Mª Paz Querol, y propietario del Mesón de La Vila que, hasta ayer, cada mañana llenaba garrafas de 25 litros en el pozo ubicado delante de la iglesia. Queralt fue uno los vecinos que aprovechó viajes a la Sènia para ducharse: “Nos hemos aseado lo justo y otros lo hicimos en otros pueblos para no gastar”.

Había incertidumbre por la evaluación de daños, pero, finalmente, ha sido “menos de lo esperado”, indicaba Queralt. Alguna vivienda tiene pequeños problemas pero “de fácil solución” mientras que el sistema central de conducción “funciona con normalidad”. Otro núcleo que ha padecido problemas similares ha sido el Boixar, en la Tinença de Benifassà, con depósitos y tuberías congeladas y sin agua en los depósitos esperando solucionar la situación en breve. Los fontaneros tienen trabajo en los próximos días en la zona. H