Los trabajos correspondientes a la primera anualidad del plan director del castillo de Peñíscola siguen avanzando, tras haberse puesto en marcha a finales del pasado año. Está previsto que los efectos sean visibles a partir del mes de abril, cuando se reabran las salas que ahora están siendo restauradas, y se vean dependencias que no estaban a disposición de los visitantes.

La arquitecta responsable, Pepa Balaguer, ha supervisado la actuación que incluye catas arqueológicas para conocer detalles ocultos en las diferentes intervenciones que ha sufrido el edificio en toda su historia.

Por el momento, ha salido a la luz un escalón que rodeaba la estancia de las caballerizas y parte de la escalera original que conecta la entrada del castillo con el patio de armas. Estaba esculpido en la roca del tómbolo de Peñíscola y ha permanecido oculto por la colocación, décadas atrás, de unos maceteros.

Las obras están promovidas por la Diputación, que gestiona el monumento, con la finalidad, indica el alcalde, Andrés Martínez, de “convertir la fortaleza en un centro de interpretación sobre la misma y su historia, que girará en torno a dos argumentos temáticos: el Papa Luna y la orden del Temple”.

El plan director contempla la eliminación de elementos añadidos al recinto, dejando al descubierto estructuras originales y “dando mayor autenticidad al monumento”, dice Balaguer. H