Unas 200 hanegadas de naranjos han pasado de tener un futuro urbanístico y turístico a regresar al sector citrícola. Se trata de las 16,6 hectáreas rústicas que se traspasaron a la Sareb --popularmente conocido como banco malo-- y que estaban afectadas por el proyecto conocido como Marina de Santa Bárbara.

Este venía avalado por Sotogrande, meca del turismo con alto poder adquisitivo, y preveía ocupar 3,5 millones de m2 y, además de una zona residencial como elemento diferenciador proyectaba la construcción de una marina interior. No obstante, a pesar de que se realizaron varios trámites administrativos para su ejecución, la llegada de la crisis económica y, con ella, el estallido de la burbuja inmobiliaria, han dejado al proyecto tocado de muerte antes de nacer.

Al final una parte de los terrenos serigrafiados por el PAI acabaron en la Sareb, quien ha conseguido venderlos, pero para una finalidad muy distinta, la de campo de cultivo. Además, al no haberse concretado el desarrollo del plan, la superficie conserva su calificación inicial de rústica.

De todos modos, la explotación agrícola de esta área nunca se abandonó, puesto que su antiguo propietario se guardó en el momento de la venta el derecho de cultivarla, que finalizaba este año. Así, las 200 hanegadas están modernizadas para ser labradas con la ayuda de tractor, con riego por goteo y en plena producción.

PROYECTO // Este programa urbanístico, lindaba con la playa, Sant Gregori Golf y la desembocadura del río Millars. El terreno afecta a una parte importante de la zona en la que en su día se proyectó un campo de golf.

Así, esta finca no ha corrido la suerte de otras muchas, que sí que fueron abandonadas por los agricultores al formar parte de proyectos urbanísticos, que en algunos casos no han llegado a buen puerto. Algunos propietarios cobraron por sus terrenos, pero otros las dejaron de cultivar por una previsión de edificación que no se ha cumplido. H