Existen muchas historias de superación, algunas más dramáticas que otras. Y la de Abderrahman Ait Khamouch (29 años) ha dado para un libro. El ángel del ala partida, del periodista Manuel Franco, narra las dificultades de este atleta paralímpico para hacer realidad su gran sueño. Una vida marcada por la amputación de un brazo cuando solo tenía 8 años y por cómo entró en España desde su Marruecos natal y que logró en patera al cuarto intento. Son muchos los que se quedan en el camino y él vivió esta experiencia hasta en tres ocasiones, pero al final consiguió lo que pretendía y comenzó su nueva vida.

De esto han pasado ya 15 años y después de todo este tiempo en España, Khamouch llegó el pasado mes de agosto a Castellón desde Barcelona --con su mujer y su hija- con el único objetivo de que su futuro sea todavía mejor, puesto que en los últimos años le habían retirado la beca que le permitía residir y entrenarse en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Sant Cugat. “Las ayudas que recibimos los deportistas paralímpicos son muy inferiores a la de los olímpicos y si encima nos quitan otras...”. Esto fue lo que le obligó a buscar otra ciudad en la que seguir creciendo como deportista y apostó por la capital de la Plana, donde el Playas de Castellón le “ha abierto las puertas para entrar a formar parte del club”, al que considera “el más importante de España y Europa”. “Desde que llegué me están tratando muy bien”, señala.

Un cambio de aires para mejorar, pero que nada tiene que ver con el que tuvo que hacer cuando tenía 14 años: “Era venir a España o quedarme en una situación de pobreza y no poder hacer realidad mi sueño de ser atleta”. Vino solo, dejando a toda su familia en Mellab, un pequeño pueblo del desierto marroquí sin futuro y en el que vivió una dura infancia.

Y fue allí, con solo 8 años, donde tuvo la peor experiencia de su vida y que marcó el resto. “Me caí a un pozo, que no era muy profundo, pero en aquella zona no hay muchos hospitales y me curaron en casa como pudieron”, comenta. A los pocos días tuvieron que amputarle el brazo derecho.

reconocimientos // Ya en ese momento destacaba por su capacidad en el atletismo, aunque recuerda que comenzó practicando fútbol: “Era rápido y jugaba por la banda, pero ya sin el brazo se hizo más complicado”. En cambio siguió corriendo y ganando las carreras que se disputaban en la zona. “Recuerdo una que organizaron unos turistas y en la que participé descalzo”, indica.

Aquellos duros inicios se han convertido en éxitos con España --se nacionalizó en el 2007--. Medallista paralímpico, campeón del mundo y de Europa, y actual recordman de maratón en su categoría, sus logros le han servido para obtener la medalla de plata de la Real Orden del Mérito Deportivo (2013) y hace dos semanas obtuvo la de oro de la misma institución. H