Los premios Ciutat de Castelló que cada año organiza el Ayuntamiento de la capital de la Plana y que se entregaron este mismo año en el Teatre Principal, adquirieron un cariz especial en esta ocasión, pues las categorías de pintura y teatro celebraron su vigésima edición, algo de lo cual enorgullecerse. 20 años reconociendo a jóvenes --o no tan jóvenes-- artistas y dramaturgos, a “lo mejor de la cultura, de la creación artística, del mundo del conocimiento”, como afirmaba el alcalde de la ciudad, Alfonso Bataller, en su discurso. Imaginamos que no hace falta remarcar la importancia --por su papel de escaparate o plataforma que impulsa el talento-- de este galardón.

La valenciana Carolina Valls fue la merecedora del premio de pintura gracias a su obra Arquitectura efímera XX, una pieza geométrica, de líneas puras que es, al mismo tiempo, un proyecto vivo, una investigación en curso. Como más vale tarde que nunca, hablamos con ella de su trabajo y también de lo que supone un galardón como este en su carrera artística.

--Tu serie ‘Arquitecturas efímeras’ se basa, principalmente, en lo conceptual, lo visual y lo técnico. “Espacio, movimiento y cambio”, según has comentado tú misma. ¿Cómo surge el proyecto? ¿Qué necesidad te movió para crear esa serie de estructuras?

-El proyecto surge a partir de unas investigaciones que empecé en el año 2004 y que culminaron en una exposición individual titulada ‘Geometrías orgánicas’, en 2007. Esta idea inicial incluía dos condiciones, una era el factor geométrico y, la otra, el azar. Se trataba de una combinación explosiva, pues son supuestos antagónicos y el reto era dominarlos. Desde entonces lo azaroso comenzó a ser algo tan integrado en lo racional que la parte orgánica se simplificó en un halo naranja presente en buena parte de mi obra. Las líneas geométricas se convirtieron en estructuras sólidas que acompañan y envuelven ese halo constantemente.

Las estructuras responden a una necesidad de avance e innovación en lo que se hace, no pretendía quedarme siempre en la misma fase, ni lo pretendo ahora.

--Hablas también de laboratorio espacial. Juegas mucho con la perspectiva y la tridimensionalidad. ¿Cuál es la finalidad?

-En realidad hablo de laberinto, pero el término laboratorio en este tema vendría bien --se ríe--. El caso es que me siento como si estuviera jugando, sí, pero con cierta tensión, es decir, que siempre me mantengo en guardia ante los cambios. Yo veo el proceso como un escenario en el que entro para decidir y modificar hasta que encuentro la mejor opción. Hasta que las formas chocan para estabilizarse definitivamente. Por eso utilizo la perspectiva y la tridimensionalidad, pues ellas traducen lo que piensa mi mente y me permiten recorrer espacios imaginarios como si existieran físicamente. De hecho, a día de hoy tengo como objetivo traspasar por completo el soporte bidimensional.

--Esta serie (o juego geométrico) es muy refinada, con dibujos muy lineales y me atrevería a decir “muy puros”. ¿Qué técnica sueles utilizar para llevar a cabo estos trabajos?

-Bueno, mis trabajos tienen un aspecto bastante limpio y, al verlos, alguno que otro ya me ha dicho que seguro que mi estudio está muy pulcro. También hay que tener en cuenta que utilizo fondos totalmente blancos o totalmente negros, porque creo que transmiten muy bien el sentido infinito del espacio. A su vez, las líneas responden a la geometría, que en realidad es una parte de la matemática. Si eso es lo que evoca cierta pureza, pues es posible.

Casi siempre trabajo con técnicas mixtas, combinando la pintura acrílica y el aerógrafo con la impresión digital, así como materiales sólidos, ya sea el metacrilato, el aluminio o la tela metálica.

--¿Qué supuso para ti y tu trayectoria un reconocimiento como el del Premi Ciutat de Castelló

-Para mí el Premi de Pintura Ciutat de Castelló ha supuesto una dosis de motivación que de vez en cuando hace falta dentro de la rutina de un artista, también para financiar la propia obra, y ha ayudado a ampliar lo que ya tengo acumulado en mi trayectoria artística, entre premios, exposiciones y eventos.

Es curioso pero, aún con todo esto, a veces sientes que lo que haces no es un trabajo porque convencionalmente no se ve así, y en parte me da pena, porque la planificación, el esfuerzo y la inversión están ahí, como en cualquier empresa.

Ahora mismo se puede decir que obtener un premio es como la bombona de oxígeno para un buceador. Efectivamente, el sector de las artes visuales vive una situación muy precaria. He asistido a debates sobre el tema, he hablado con varios compañeros y creo que el sentimiento es general, asimismo somos muchos los que intentamos sacar esto a flote, a pesar de las trabas. Y espero el día en que la sociedad necesite el arte, como se necesitan otras cosas que verdaderamente son superfluas.