La imagen de Orson Welles subido a un púlpito, dando vida al acaudalado y megalómano magnate Charles Foster Kane es, sin duda, una de las escenas más célebres del séptimo arte. Ciudadano Kane supuso un antes y un después, no solo en la vida del actor, director, guionista y productor, si no de la cinematografía.

Hasta la fecha, Ciudadano Kane estaba considerada la ópera prima de Welles. Nunca un debut ha sido tan exitoso, encumbrando a su autor, convirtiéndolo en una leyenda en vida. Rodada en 1941, su innovación en la música, la fotografía y la estructura narrativa hacen de este filme una auténtica obra maestra. La genialidad de Orson Welles quedó patente, si bien marcó el resto de su carrera.

Por causas que aun se desconocen, el destino quiso sorprender a todo cinéfilo hace apenas un par de años con la aparición, en un viejo almacén italiano de Cinemazero, un centro cultural de Pordenone, de una de las dos copias --ahora sabemos que habían dos copias-- de Too Much Johnson, película que fue rodada tres años antes que la inolvidable Ciudadano Kane y, por ende, auténtica ópera prima de Welles --con permiso del corto The hearts of age, de cerca de ocho minutos que codirigió con su colega de instituto William Vance cuando tenía tan solo 19 años--. Hubo de reescribirse la historia. Estas cosas pasan.

Too Much Johnson, cinta muda, es una adaptación de una obra de teatro --escrita por el célebre actor William Gillette-- que Orson Welles quiso estrenar en 1938. No obstante, nunca se produjo tal cosa al no finalizar la edición de la gran cantidad de imágenes que el cineasta grabó. Joseph Cotten, Arlene Francis, Howard Smith, Edgar Barrier, Mary Wickes y la esposa de Welles por aquel entonces, Virginia Nicholson, fueron parte del elenco de esta película que ahora, gracias a uno de los certámenes más singulares de cuantos se celebran en Castellón --y nos atreveríamos a decir en toda España-- como es el Cinemascore, podemos volver a disfrutar. ¿Cuándo? ¿Cómo?

X ANIVERSARIO // Si Orson Welles fue un ser único en su especie, el Cinemascore también lo es. En 2006 nacería este proyecto extraño que muchos vaticinaban iba a tener una corta vida. Sorpresas nos da la vida, y en este caso para bien.

Como su propio nombre indica, el Cinemascore es una conjunción de música y cine; sin embargo, esta no es una fusión cualquiera, más bien todo lo contrario. Sabemos que el celuloide siempre se ha servido de la música para ambientar y dar ritmo, para situarnos en una acción concreta o producir una emoción, evocar sensaciones... Esta unión de la imagen con la música es una de las más placenteras y exquisitas que existen. Al principio de la era del cine, las salas contaban con músicos que se encargaban de dar la nota precisa para concebir la atmósfera necesaria. Con la aparición del cine sonoro todo cambió, pues la música ya podía ser incluida en la propia película; de ser un elemento externo, se convirtió en parte del proceso creativo de cualquier producción.

Desde sus inicios, el Cinemascore quiso viajar al pasado para imaginar nuevamente esa experiencia de contemplar una película con música en directo. Quisieron que cine y música estuvieran íntimamente ligados en el escenario. Y no contentos con ello, fueron más allá, proponiendo a distintos grupos y solistas que interpretaran su particular y exclusiva versión sonora para la película que se reproducía en la pantalla. Insistimos, único en su especie.

En su origen, este certamen estuvo coordinado por el Aula de Cinema i Creació Juvenil del Servei d’Activitats Socioculturals (SASC) de la Universitat Jaume I y la Asociación Cultural Septiembre Recuerdos. En la actualidad, es la promotora Born! Music la que se encarga de su organización, ofreciendo siempre fascinantes presentaciones.

Tras nueve ediciones tomando el Teatre Municipal de Benicàssim como centro de operaciones, este año el Cinemascore se trasladará al Paranimf de la UJI. Nuevo escenario, nuevas sensaciones, pero un mismo objetivo: hacer disfrutar al público de un verdadero y enriquecedor espectáculo, como ya lo hicieran Pascal Comelade, Andrew Bird, Bonnie ‘Prince’ Billy, Sofa Surfers, Balmorhea, Santiago Latorre... Otro aspecto a tener en cuenta del Cinemascore es que no conoce, ni quiere conocer, límite alguno en cuanto a géneros y épocas. Así, desde el 2006 se han podido visionar filmes clásicos del cine mudo como Fausto o El gabinete del Dr. Caligari, obras más contemporáneas como El oso, rarezas como Tuvalù, de Veit Helmer y un largo etcétera.

Para su décima edición, este pecular ciclo ha decidido adelantar sus fechas para celebrarse durante los días 5, 7 y 8 de febrero. Dicho cambio no altera el producto, pues se sigue ofreciendo una programación única y exclusiva de proyectos especiales con los que seguir creando atmósferas singulares. En este sentido, y como remarcan desde la propia organización, el programa de este año “compagina una diversidad geográfica en sus propuestas”. Desde lo local a lo internacional.

Aennea, un trio instrumental de postcore de Castellón formado por Pika al bajo, Miquel a la batería y Manu a la guitarra, serán los encargados de inaugurar el día 5, a las 19.30 horas, el certamen poniendo música al filme de Darren Aronofsky Pi, fe en el caos. Su sonido combina melodía e intensidad siguiendo un dinamismo con paisajes sonoros que transportan al oyente a una tensión no resuelta. Aennea son capaces de mantener un pulso constante en sus viajes eléctricos que sumergen al espectador en multitud de imágenes evocadoras donde las melodías de la guitarra prevalecen sobre una base rítmica potente y llena de matices y cambios.

Los siguientes en actuar --el día 7-- serán Death & Vanilla, grupo de origen sueco que interpretarán en directo la banda sonora de El quimérico inquilino, de Roman Polanski. Su pasión por el cine está presente en cada nota, el pasado año sin ir más lejos realizaron una banda sonora propia para la película Vampyr, de Carl Theodor Dreyer y en algunos de sus videos musicales han utilizado referencias clásicas del cine como Alice, de Saul Bass. Por último, el 8 de febrero, el músico español Remate firma la banda sonora de Too Much Johnson, la película inacabada de Orson Welles. Caracterizado por una personalidad arrolladora y única en el panorama musical español, Remate es capaz de vestir su discurso con multitud de referencias, todas ellas perfectamente ensambladas en un todo que convierte su propuesta en algo totalmente diferente, como el propio Cinemascore.