La capitalización política de cualquier cuestión susceptible de ser materializada en posibles votos, es uno de los males que nos invade, al margen de aquello que yo detesto del ‘y tú más’. Cuando se trata de aprovechar el tirón de los deportistas, todavía me duele más la injerencia política. Y cuando ya se llega a un valor sentimental como es el CD Castellón el dolor casi se convierte en algo a mitad de camino entre la vergüenza y la indignación. Faltan cuatro meses para las elecciones. Por ello, me chocó la foto de representantes de todas las formaciones políticas como acción publicitaria para la campaña de abonos del CD Castellón. Con tal unión de todas las fuerzas políticas, sin distinción de colores, seguramente hoy el equipo de Calderé no estaría en Tercera. Espero que esta para mí desconocida pasión por el Castellón continúe en un futuro, porque se necesitará. Y que nadie piense que el factor Castalia se avivará por una foto.

El futuro del Castellón pasa por varias claves que serán fundamentales para su vuelta al fútbol profesional. Sin lugar a dudas, una de ellas es el ascenso a 2ª B como primer paso.

Luego sitúo el solventar con éxito el concurso de acreedores que el próximo 23 de febrero cuenta con una cita fundamental. Pienso que esta segunda clave se sacará adelante, entre otras cosas porque para los principales acreedores más vale ceder a una quita importante y alcanzar un acuerdo, que perderlo todo. El reflotamiento deportivo del Castellón, y el hábil anuncio de Cruz de una ampliación de capital, ayudarán a agilizar los pactos, que me consta que se hallan encaminados para el pago de la deuda, fundamentalmente con Bankia. Solventar el concurso de acreedores otorgará dos años de oxígeno, aunque luego se deberán cumplir estrictamente con los pagos que se acuerden. Pero ya es un paso muy importante.

Y el tercero, para mí fundamental, es la ampliación de capital, que tantas veces he reclamado como obligada desde esta columna. No me importaron en su momento las despectivas censuras de aquellos que cuando el CD Castellón vuelva a donde debe, pasarán a ser invisibles y lejanas a un protagonismo que solo la situación catastrófica del club les otorgó. El movimiento se demuestra andando, apoyando y aportando soluciones, no buscando enemigos que no existen o destruyendo por sistema.

Cruz anunció una ampiación de capital que en la última asamblea, a pesar de que siempre había huído de ella, pero rectificar es de sabios.

Bien, ahora viene el paso importante de cubrir el capital social que se acuerde o se decida como necesario para sacar adelante el CD Castellón.

El presidente, David Cruz, no tiene posibilidades de hacerlo. Eso es evidente. Entonces, todo pasa por la adquisición de un inversor mayoritario o por el reparto minifundista del accionariado al estilo Eibar. Tuvo la oportunidad, que desestimó, de vender a un empresario mexicano, después de que su socio aceptara desprenderse de su parte, pero la no obtención de la mayoría accionarial dio al traste, de momento, con aquella operación. ¿Cómo se cubriría el capital de esa anunciada ampliación? El Eibar, completó los 1,7 millones de la conversión en SAD de la entidad con 10.000 accionistas con una media de 200 euros de inversión por cada uno de ellos. Para mi esta sería la opción soñada por cualquier aficionado sentimental del CD Castellón porque dejaría el club como un patrimonio de la ciudad y no en manos de alguien externo, más después de la nefasta experiencia de Castellnou. ¿Seríamos capaces de lograrlo? La implicación política sí sería fundamental en una campaña de Salvem al Castelló. ¿Una utopía? Me gustaría que no fuera así. El futuro estaría en manos de todos.

Mientras, el Castellón sigue siendo más líder y ayer aguantó, gracias a Castalia, el pulso con un arbitraje poco favorable. No entiendo como habiendo tantos colegiados, se somete a presión semejante a Fermosell Pérez, un chico de Castellón, para dirigir en Castalia al equipo de su ciudad y quién sabe si del que es hincha. Innecesario e ilógico. Y no es la primera vez. H