Las manos de Sergio Asenjo en los dos penaltis desaprovechados por el Getafe, uno en cada periodo, surgieron para conseguir que el Villarreal retomara la senda de la victoria después de tres jornadas consecutivas sin sumar de tres en tres. Los de Javier Calleja, con los lógicos cambios en la alineación y el descanso de algunos titulares como Fornals, Rodrigo o Mario tras el desgaste del pasado jueves en la Europa League, supieron sufrir para voltear la dinámica ante un Getafe que estuvo a punto de atragantarse a los amarillos, que, una semana más, se retiraron del terreno de juego con la sensación de que los arbitrajes están perjudicando. Ayer, Sánchez Martínez evidenció que el nivel de los colegiados de la Liga tiene mucho margen de mejora. Señaló dos penaltis más que rigurosos de Javi Fuego y Jaume Costa y, sin embargo, dejó de señalar el más claro de los 90 minutos, por manos del lateral valenciano del Submarino tras la primera de las paradas salvadoras del héroe de la jornada, Asenjo.

El Villarreal no atraviesa por su mejor momento. La eliminación en la Europa League ha sido un duro golpe para la autoestima de un equipo que persigue objetivos altos, pero siempre aparece en su camino un obstáculo que no le deja llegar a la meta. Arsenal, Oporto, Liverpool, Roma, Olympique de Lyón… No caer en un estado depresivo debe ser ahora la pelea diaria de Javi Calleja. Buscar la motivación a corto plazo en cada sesión de entrenamiento y en cada partido, entre otras cosas porque la clasificación para una competición europea está en juego. No tan cerca, pero todavía al alcance, un puesto para la Champions, y repetir en la Europa League también depende de mantener el ritmo competitivo.

Y para incentivar la autoestima nada mejor que ganar y el Getafe, desde luego, no era un rival de esos que facilitan ofrecer tu mejor rendimiento. El Villarreal necesita goles como antibiótico a sus males. Y que sus delanteros los fabriquen. Todo ello se puso muy a favor desde muy pronto, puesto que a los dos minutos un buen desmarque de Carlos Bacca propició un pase de la muerte que Enes Ünal, con toda la portería para él, logró introducir en la portería del Getafe, aunque con cierta dosis de suspense, puesto que el delantero turco no conectó bien con el balón y este entró con menos facilidad de lo que la acción requería, prueba de que el gol se le resiste a este equipo que dirige Javier Calleja.

El Submarino presentó una puesta en escena con cuatro cambios con respecto al once del pasado jueves ante el Olympique de Lyón, con las entradas de Rukavina, Víctor Ruiz, Roberto Soriano y Samu Castillejo por Mario, Álvaro, Pablo Fornals y Rodri.

FÚTBOL IMPRECISO / El tempranero tanto de Ünal no dio alas al Villarreal. Sí, dominó el balón, pero enredado en un fútbol poco preciso, errático y sin profundidad. Falta frescura en hombres importantes, de los que se echa de menos ese desequilibrio y esa lucidez en el último pase o resolución en la acción final. Y en ataque no se puede censurar la actitud, pero se necesita un par de puntos más para sorprender a los rivales, así como también se requiere más movilidad e inteligencia para trazar los desmarques. Por suerte, no se han perdido las coordenadas del juego defensivo, faceta en la que el Submarino se mantiene un buen nivel.

El ritmo bajo en el juego, con imprecisiones en el pase y escasa visibilidad ofensiva por ambos lados, necesitaba alicientes y llegaron vía arbitral. La frialdad en la grada, muy desconectada de su equipo en los últimos encuentros, se calentó por concatenación de decisiones erróneas de Sánchez Martínez. Un forcejeo, con igualdad de protagonismo en la pugna, entre Djené y Javi Fuego, alimentó la imaginación del colegiado al señalar un penalti que igual pudo ser falta en ataque, que pena máxima o ley de la ventaja. Sergio Asenjo, uno de los mejores porteros de Europa, adivinó la intención de Ángel y evitó el empate. En el rechace de esa misma acción se produjeron unas claras manos de Jaume Costa en el área que le pasaron por alto al colegiado. Y poco más, porque al descanso se llegó con un partido plagado de errores por todas las partes implicadas.

El Villarreal tampoco comenzó con buen pie el segundo tiempo. Resguardado en el gol de Enes Ünal, y con un Getafe muy mediocre, el equipo de Calleja continuaba sin rematar el partido, una tónica demasiado habitual últimamente. Y continuó la cadena de errores. Sánchez Martínez echó otra vez mano de imaginación y visionó en el área amarilla un nuevo penalti por un presunto empujón de Jaume Costa a Molina. El Estadio de la Cerámica, tranquilo y hasta pusilánime hasta ese momento, se encendió. Pero bajo los tres palos se colocó el porterazo del Villarreal… y otra vez intuyó el plan, esta vez de Jorge Molina, para evitar el empate solo un cuarto de hora después de detener el primer lanzamiento desde los 11 metros.

EQUIPO ENVALENTONADO / El árbitro metió al Villarreal, un tanto desconectado, en el partido por unos minutos. Arreones de los amarillos, empujados por un Roberto Soriano muy enchufado, pero todo se quedó en mucho ruido y pocas nueces. Poco fútbol y escasas llegadas. Voluntad sí, toda la del mundo, pero poco más porque Carlos Bacca seguía muy desacertado en las posiciones más ofensivas del Villarreal.

El Getafe tampoco estaba por la labor. Ni querían ni podían los azulones, que solo dieron un pequeño susto en la recta final —ya en el minuto 83— por mediación de Amath. El Villarreal no está fino, pero los tres puntos le insuflan oxígeno para recuperar el rumbo, asentarse en puestos europeos y encarar el inicio de una semana en la que se enfrentará de manera consecutiva a otros dos perseguidores: Eibar —miércoles— y Girona —domingo—.