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@josellizarraga

Alexandre Pato ha sido uno de los jugadores más rentables de la historia del Villarreal. Todos pensamos que llegaba una estrella de primera línea mundial. En el club existían dudas, las mismas que se planteó quien suscribe, respecto a si conservaría la ambición necesaria para, a sus 27 años, recuperar su sitio de futbolista top en el fútbol europeo. Pero lo peor que le puede pasar a un profesional en cualquier ámbito es que pierda las ganas de progresar en su trabajo y el acomodamiento se instale en su organismo. Eso es lo que le ha pasado a Pato y lo que ha provocado que se marchara a una Liga menor como la de China. Eso sí, bañado en oro y triplicando su sueldo, ya muy alto, del Villarreal. Pato ya no tiene hambre y ahora casi es un exfutbolista.

Su operación ha sido como un boleto premiado de la primitiva. El Villarreal lo firmó por 1.7 millones, haciéndose, pese a lo que se diga, con el 100 por cien de sus derechos y dejando para Corinthians el 10% de la plusvalía de un hipotético traspaso. El Villarreal pactó 18 millones finalmente por su venta, que estuvieron a punto de ser 20, pero en el tira y afloja al final el club amarillo se comprometió a pagar los derechos de solidaridad que establece la FIFA. En la misma transacción también hay que descontar las comisiones propias de esta operación complicada por la idiosincrasia de un país como China y las dificultades propias del idioma.

Al final, descontando los casi dos millones que se llevará el club brasileño, el pago que obliga FIFA por derechos de formación y comisiones, el Villarreal se quedará con una cifra cercana a los 14 millones de euros, a los que habría que añadir el ahorro de la elevada nómina del futbolista que llegó como estrella.

Todo con el relevante condicionante del pago en un solo plazo de la operación, algo no demasiado habitual. Es decir, la mejor operación de la historia del Villarreal porque el club percibió un altísimo beneficio por un jugador cuya marcha no ha significado una perdida de potencial deportivo ni muchísimo menos. Ni para Escribá ni para sus compañeros de equipo. Pato se ha marchado sin despedirse, pero su mejor adiós ha sido el dinero que ha dejado en caja y los problemas que le ha ahorrado al club.

SECUESTRO Y CHANTAJE EMOCIONAL.

Cruz volvió a dejar el palco de Castalia vacío. Está solo y lo peor no cuenta con el respeto de nadie. Ni jugadores, ni empleados, ni instituciones, ni afición... ni tan siquiera Cano-Coloma, harto de las locuras del hombre que tiene secuestrado al CD Castellón. Entre su megalomanía de dictador figura la ir amenazando con que prefiere liquidar el club, a lo que él tilda de una mala venta. No cabe mayor barbaridad. Lo cierto es que lo está dejando morir... pero no lo logrará.

Entre los efluvios de su dictadura figura el constante chantaje a aquellos que intentan comprar el CD Castellón. Cruz dice hoy una cosa y mañana la contraria. Solo pone trabas y el paso de los días siempre es su táctica. La mentira es su mejor aliada pero cada vez tiene menos gente a la que engañar. No puede ya ni intentarlo con los chinos con los que se reunió hace una semana en el Casino Antiguo. Y el Ayuntamiento no puede hacer nada contra él, porque echarle de Castalia es echar al Castellón. Forma parte de su chantaje. Pero no hay dictador que dure para siempre. A lo largo de la historia todos fueron cayendo. La dictadura de Castalia también acabará sucumbiendo a la fuerza de la razón.