Dos de los últimos fichajes del Villarreal, Samu García y Samu Castillejo, se despidieron ayer del que ha sido su club las últimas temporadas, el Málaga, con lágrimas en los ojos. En un adiós que curiosamente recordó mucho al de Cazorla cuando fue traspasado al Málaga, Samu García fue tajante: “Yo no me voy, me venden”.

El mayor de los Samu leyó un escrito en el que indicaba que en estos últimos años le “han pasado muchas cosas que siempre” soñó, pero confesó que nunca se hubiera imaginado tener que despedirse del Málaga. “Yo no me voy, me venden, y lo digo sin ningún tipo de reproche al club, porque la situación económica es la que es y mi salida, como la de otros compañeros, garantiza la salud del Málaga”, recalcó. “Hasta donaría sangre si con ello el club de nuestra ciudad se beneficia”, afirmó el malagueño, que, sin embargo, reconoció que en parte se va con “un sentimiento de tristeza”, pero también “ilusionado”.

Según Samu García, ha tenido “la suerte de recalar en el Villarreal”, un club del que solo le han hablado “cosas buenas” y en el que espera “seguir creciendo”.

Por su parte, Samu Castillejo se despidió “orgulloso” de haber cumplido su “sueño desde pequeñito”, de haber jugado en La Rosaleda y haber debutado en Primera con el equipo de su ciudad.

Con lágrimas en los ojos, el canterano malaguista recordó que ha “disfrutado muchísimo” y que se ha “formado y crecido al lado de todos aquellos que forman parte de esta gran familia”. H