Y otra vez vuelta a empezar. El Castellon, igual que la temporada pasada, destituye a su entrenador después de 10 partidos. La situación era insostenible. Una derrota por 1-4 ante el Novelda, después de ocho encuentros sin ganar y 13 puntos sobre el líder requiere un gabinete de crisis como el que mantuvieron anoche Moya y Cruz. Dicen los que saben de fútbol y conocen la 3ª División, que el Castellón posee la mejor plantilla. Si es así, está claro que Calderé no poseía el respaldo de sus jugadores. Ahora deben dar un paso al frente.

Pero mi gran pregunta interior, y la de muchos aficionados, es si el gran problema del Castellón radica solo en el inquilino del banquillo.

No me gusta nada el aire que se respira alrededor del Castellón. Ni tampoco los que siempre buscan un enemigo con el que exhibir su reputada condición de albinegro. Hace tiempo que dejaron de interesarme. Quien resta no suma, y quien no suma perjudica al Castellón. Es inconcecible que aún existan rencillas entre colectivos que presumen de ser albinegros por querer lucir en el pecho más meritos que el otro. Rídiculo.

Calderé no es el único culpable. Los errores se pagan aunque luego quieras enmendarlos. David Cruz ha cometido demasiados y luego ha llegado tarde para rectificar. No le discuto que el Castellón hoy vive gracias a su cabezonería, pero también es cierto que él solo no podrá salvarlo. Pero eso no justifica ningún tipo de insultos o violencia hacia su persona.

No es un problema solo de entrenador. El Castellón necesita energía positiva y recuperar la ilusión de los miles de aficionados potenciales que ayer faltaron a Castalia. A Cruz le ha faltado mano derecha y puede que hasta sensibilidad, porque sí que defiendo su postura de que al Castellón se le debe salvar con la aportación de todos, porque no existe un mecenas que lo pueda hacer. De momento, claro.

No me parece de recibo el polvorín en que se ha convertido el vestuario del Castellón ni tampoco los rumores de todo tipo que relacionan a varios de sus jugadores con asuntos turbios. Vaya de paso que creo en la honestidad de todos mientras no exista una prueba de peso que haga cambiar mi idea. Restan 28 partidos para recuperar el oxígeno. Pero sea Vicente Mir, Kiko Ramírez, Fernando Gómez Colomer o un hombre de la casa el nuevo entrenador, él solo no podrá sacar al Castellón de las ciénagas. No olvido tampoco la falta de liderazgo político en su favor. Las siglas me importan cero, porque me considero independiente a ellas, aunque yo creo en las personas y en todas las corrientes políticas existe gente válida, en muchos casos con mi aprecio personal. Sí, pero a la alcadesa de Castellón, Amparo Marco, y al vicealcalde, Enric Nomdedéu, les pido que se preocupen por este símbolo de la ciudad, igual que se lo reclamé al equipo de Bataller. El Castellón no es un enemigo, forma parte de lo nuestro. Y termino pidiéndole a Cruz que sea un presidente de consenso que aglutine y no reste. Y si no puede, le exijo que facilite la llegada de gente nueva, que tanto él como yo sabemos que puede haberla. No hay que ser más del Castellón que nadie, solo hay que ser y eso ya es mucho. Calderé ya es historia. Pero, por favor, no sigamos buscando culpables. ¿Por que no buscamos soluciones? Este artículo lo dedico a todos los que son del Castellón, estén o no de acuerdo con mis ideas, porque yo las respeto todas. PPO. H