Contundente, brillante y ambiciosa, España superó ayer el primer examen serio del Mundial de la mano de un soberbio Pau Gasol (26 puntos, 9 rebotes), con el que envió un aviso más que serio a todos sus rivales.

Dispuesto a confirmar su tremenda pegada, el juego interior de la selección se merendó al de Brasil, en lo que se esperaba como un espectacular combate entre dos de las mejores baterías de pívots del torneo. Pero en realidad, no hubo debate. Y si lo hubo, mínimo, la verdad, acabó convertido en un monólogo de los interiores españoles. De los hermanos Gasol, sobre todo, claramente superiores a Splitter, a Nené Hilario y Varejao. Los grandes, en realidad, despejaron el camino y los exteriores, con 11 triples adornaron una ilusionante victoria que puso en pie al público de Granada, que una jornada más se volcó en todo momento con la selección que dirige el castellonense Juan Antonio Orenga.

“Hemos estado intensos y concentrados. Defendiendo bien, reboteando y corriendo para anotar” apuntó Marc Gasol sobre la victoria ante Brasil. “Sabíamos que iban a jugar duro. Ha sido un partido muy completo por nuestra parte. De mucha intensidad”, remarcó su hermano Pau.

SALIDA FULGURANTE // No pudo ser más contundente la puesta en escena de España. Ansioso como estaba el equipo de Orenga de probarse dejó unos primeros minutos excepcionales. Tensionado en defensa, contundente en cada acción próxima a su canasta, levantando un muro con la presencia de los dos hermanos Gasol, el equipo se adueñó del rebote y empezó a lucir recursos en ataque. Se sucedieron los balones para Pau y Marc, las penetraciones de Ricky, los lanzamientos triples de Navarro y Rudy. Una auténtica avalancha de baloncesto en estado puro.

Brasil no estaba preparada para lo que se le vino encima. De repente, se encontró con un equipo agigantado y un marcador que, conforme se sucedían los ataques, amenazaba con devorarlo: 2-13 a los cuatro minutos; 12-28, a los nueve, ya con Pau Gasol absolutamente lanzado.

Así que Brasil se encomendó a ese perfil más aguerrido que le da su técnico argentino, Rubén Magnano, después de ver que el cara a cara, podía convertirse en un suplicio. Eso ensombreció el juego, endureciendo sus acciones, un aspecto que también facilitaron mucho los colegiados, demasiado permisivos por momentos.

De repente, toda la fluidez inicial derivó en espesura, hasta el punto de que España se estancó en dos puntos en los primeros cinco minutos, en los que Brasil firmó un 9-1 de parcial. Orenga también optó por un quinteto más de batalla --Navarro se pasó todo el periodo sentado en el banquillo-- y le costó salir del trance, aunque finalmente fue Calderón el que consiguió encender de nuevo la luz para la ÑBA.

TRES TRIPLES SEGUIDOS // No cejó España y volvió a subir de intensidad en el inicio del tercer cuarto, en un cambio de ritmo que Brasil ya no pudo aguantar. Cuatro acciones consecutivas de tres puntos de la selección, tres triples de Pau y un dos más de uno de Marc (40-60, m. 25), fueron la puntilla a las últimas aspiraciones de la selección americana, que consciente de sus nulas opciones, decidió bajar los brazos, lo que permitió a Orenga también iniciar una rotación, porque el campeonato aún tiene muchas batallas que librar y pese al cómodo triunfo no se puede fiar de nadie.

Si no que se lo pregunten a Croacia, que vivió en sus carnes la primera sorpresa de esta Mundial de España. Los balcánicos, unos de los teóricos aspirantes a los cruces, fueron superados por Senegal en Sevilla por 77-75. Gracias a su triunfo y el logrado el domingo ante Puerto Rico (82-75), los senegaleses están en posición de alcanzar por primera vez los octavos del Mundial en su cuarta participación. H