La sexualidad es una dimensión inherente a las personas que, a lo largo de todo el ciclo vital, reviste de gran trascendencia. Tanto es así que algunos estudios han destacado la importancia que la sexualidad tiene para la calidad de vida de los seres humanos y la enorme variabilidad que existe.

Son múltiples los factores que, desde diversos ámbitos, hacen que la experiencia de la sexualidad sea única para cada persona. Así pues, más allá de aquellas concepciones que (a lo largo de la historia) han delimitado la sexualidad como un constructo homogéneo y binario, la suma de las experiencias individuales ha generado una comprensión más holística y compleja, que refleja una gran diversidad.

Hace décadas que la ciencia dejó de aplicar el criterio normativo y demostró que la calidad de vida sexual no depende de la orientación del deseo, el género o la identidad. Este cambio de perspectiva, todavía incompleto, se acompaña en nuestro contexto por algunas medidas legales que favorecen la igualdad de derechos y permiten un espacio más flexible para el desarrollo de la sexualidad. Lamentablemente, estos cambios son insuficientes y no siempre se dotan con los recursos necesarios para llevarlos a cabo. Además, en el contexto cotidiano, siguen acompañados de un imaginario colectivo que basa la sexualidad en las diferencias y clasifica a las personas como si su desarrollo evolutivo se pudiera juzgar desde una perspectiva moral. Que la sexualidad pertenezca a ese ámbito privado que pocas veces se socializa, al menos de manera abierta y flexible, no hace sino dificultar que podamos disfrutarla.

Hoy en día, todavía asistimos a múltiples manifestaciones que en entornos laborales, escolares, deportivos o lúdicos nos muestran las barreras sociales que dificultan, a la mayoría, poder vivir su sexualidad libremente. Y esta falta de libertad, condiciona nuestros conocimientos, motivaciones, afectos, actitudes y aquellas expresiones con las que manifestamos nuestra sexualidad, con independencia de nuestra identidad, género u orientación sexual. Todos necesitamos un marco de igualdad y comprensivo para poder disfrutar de nuestra sexualidad libremente.

La conmemoración del Día Internacional del Orgullo LGTB, una vez más, nos recuerda la necesidad imperiosa de construir un imaginario colectivo que permita el reconocimiento y la inclusión de todas las personas.

*UJI Hàbitat Saludable