Dos de los mediadores presentes en las reuniones del Govern previas a la declaración de independencia del 27 de octubre, el Síndic de Greuges y el arzobispo de Barcelona, han desmentido que durante las mismas se hablara explícitamente de una respuesta de "violencia extrema con muertos en las calles" por parte del Estado español, tal como expresó la secretaria general de ERC, Marta Rovira.

El Síndic de Greuges, Rafael Ribó, ha descartado que avisará al Govern cesado en tales términos, saliendo al paso, de las informaciones publicadas por el diario 'Ara', que aseguraban que el Síndic disponía de informaciones que apuntaban hacia tal escenario. Ribó ha querido matizar sus palabras y, en una entrevista en Catalunya Ràdio, ha asegurado que solo habló de "contundencia".

Ribó ha afirmado que durante la única reunión a la que asistió advirtió al Govern de que "determinados movimientos por parte de las instituciones catalanas podrían provocar una reacción contundente del Estado", de la misma manera que la "gran mayoría" de los mediadores que asistieron a dichas reuniones hicieron. Ribó, a continuación, ha negado que sustentara dichas advertencias en información directa del Estado.

Las aclaraciones del Síndic coinciden con el desmentido que ha realizado otro de los mediadores presentes en las reuniones del Ejecutivo catalán, el cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella. El arzobispo ha negado "categóricamente" que en su intento de mediación entre el Gobierno catalán y el español antes de la declaración unilateral de independencia (DUI) se advirtiera de violencia del Estado.

En un escueto comunicado emitido por el Arzobispado de Barcelona, el cardenal negó "las noticias aparecidas en diversos medios de comunicación sobre las informaciones de violencia de Estado, en caso de que el gobierno de la Generalitat hubiese hecho una DUI".