Mariano Rajoy ha aprovechado su discurso en el último debate del estado de la nación de la legislatura para defender su gestión como presidente y pedir a los ciudadanos su confianza para seguir en la Moncloa una segunda legislatura. "Aunque aún queda mucho por hacer, estamos mejorando y cubriendo las etapas cada vez de manera más rápida. Con estas bases sólidas, si no torcemos el rumbo, el crecimiento se pude mantener y acelerar", ha declarado entre aplausos de la bancada popular en lo que se puede considerar como su primer mitin del año.

Rajoy no ha citado ni una sola vez al líder de Podemos, Pablo Iglesias, pero se ha referido a él en varias ocasiones de manera indirecta, para advertir a los electores de que "nada de lo conseguido" es "irreversible" y se puede deshacer "como un azucarillo en el agua". El jefe del Ejecutivo ha destacado que no se presta a vender "remedios mágicos" para salir de la crisis y ha pedido a los ciudadanos que no "preseten atención a quien se los quiera vender". "Por eso es muy importante mantener la misma trayectoria con perseverancia. De lo contrario, todo lo que hemos ganado en tres años se puede perder en unos pocos meses", ha avisado el presidente.

El jefe del Ejecutivo ha recordado la pésima situación de la economía española cuando llegó al Gobierno, en diciembre del 2011: existía riesgo de quiebra, la prima de riesgo estaba disparada, el desempleo crecía exponencialmente y los inversores desconfiaban de España. "Era un panorama invernal, gélido y desolador", ha afirmado. Ante esa situación, Rajoy ha valorado el acierto de no pedir el rescate total de la economía española, al contrario de lo que hicieron Portugal, Grecia o Irlanda. Esa decisión, ha afirmado, ha sido "la gran medida social" de esta legislatura. También en este punto se ha podido leer entre líneas una crítica a Albert Rivera, de Ciudadanos, por haber fichado a un economista, Luis Garicano, que pidió el rescate total de la economía en septiembre del 2012.